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DF Conexión a China | ¿Chile entre dos potencias?

Dorotea López Giral Directora Instituto de Estudios Internacionales, Universidad de Chile

Por: Dorotea López Giral | Publicado: Viernes 2 de octubre de 2020 a las 04:00 hrs.
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Dorotea López Giral

Una vez que vuelva la relativa normalidad después de la pandemia, enfrentaremos nuevamente las tensiones más agudizadas entre los dos jugadores más importantes en la escena mundial, China y Estados Unidos. Un conflicto que se ha salido del territorio de los involucrados, lo que lleva a otros países a considerar estrategias que simulan desde continuidad hasta un alineamiento.

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Chile no está exento de lo mismo. Lo ideal sería no tener que definir la existencia de un único aliado, sin embargo, en lo relativo a las relaciones económicas y políticas, hay pocos espacios. Esto, en vista de nuestra alta dependencia en comercio e inversión, donde esos dos países lideran el primer o segundo lugar en América Latina.

Desde que Robert Kaplan señaló en 2019 que enfrentamos una nueva Guerra Fría, el debate se ha dado alrededor de este concepto, que si bien es cuestionado, no niega la existencia de una tensión entre estos actores. En particular por el dominio de las nuevas tecnologías.

China ha tenido un comportamiento poco previsible hace unos años. Con su ingreso a la OMC en 2001, la estrategia de la Franja y la Ruta, sus alianzas estratégicas, sus discursos hacia el multilateralismo y la apertura, ha asegurado que no tiene la intención de imponer un modelo. Pero sí una forma de asegurar su provisión de materias primas.

Estados Unidos ha sido más beligerante durante la administración del Presidente Trump, y sus enviados a la región han dado el mensaje de que los países latinoamericanos deben mantenerse alejados de China. En abril de 2019, Mike Pompeo sugirió al Gobierno chileno que se abstuviera de contratar Huawei para el 5G, y Washington ha incluido una cláusula en el tratado de libre comercio con México y Canadá donde las partes se comprometen a no suscribir ningún compromiso con economías que no sean de mercado.

En el corto plazo, es posible pensar que tanto EEUU como China parecen obligados a volcarse al interior de sus sociedades para resolver sus problemas domésticos, por lo que eso da una ventana para que otros países definan su propia estrategia. Un desafío que Chile debe asumir, ya que claramente no debe esperar a que se le obligue a tomar una posición.

Una política exterior debe considerar la dimensión económica, pero como un elemento más de su estrategia al establecer alianzas o preferencias con las grandes potencias. Compatibilizar una integración con la pluralidad de modelos de desarrollo es el camino más sensato y pragmático para un país como Chile. Se han propuesto diversas alternativas y quizá la que resulte más sensata es la propuesta sobre un no alineamiento activo (Heine, Fortín, Ominami. Foreign Affairs en español, julio 2020).

El multilateralismo y el respeto a los compromisos internacionales deben ser esenciales en nuestra política exterior. Aunque es evidente que no debemos tomar partido, es fundamental dotar de contenido la propuesta de no alinearse con ninguna potencia, buscando alternativas como resaltar la cooperación científica para resolver problemas comunes o globales como son el medio ambiente, pandemia y desastres naturales.

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