Dalibor Eterovic

Crecer sin la ayuda del precio del cobre

Por: Dalibor Eterovic | Publicado: Viernes 26 de febrero de 2016 a las 04:00 hrs.
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Entre el año 2001 y 2013, la economía chilena experimentó un alza sostenida en sus términos de intercambio producto en gran parte al aumento en el precio del cobre. Esto tuvo un impacto positivo tanto sobre componentes cíclicos como estructurales de la economía. Pero ese impulso externo ahora es cosa del pasado. Un estudio reciente del Fondo Monetario Internacional (Aslam y otros, 2016) estima que, todo lo demás constante, las débiles perspectivas actuales para los precios de materias primas le restarían anualmente entre 1 y 2,25 puntos porcentuales de crecimiento a las economías exportadoras de commodities durante el periodo 2015-17 en comparación al periodo 2012-14. Aún más relevante, proyectan que al menos un tercio de esta pérdida de crecimiento no volverá. En otras palabras, es estructural y se refleja en un menor crecimiento potencial.

El mecanismo de transmisión entre términos de intercambio y crecimiento potencial ocurre a través de los tres factores de producción (capital, trabajo y productividad), siendo el primero el de mayor relevancia. Un alza en el precio del commodity considerado como permanente aumenta la inversión en el sector y en las industrias relacionadas. La mayor inversión a su vez, aumenta la capacidad productiva de la economía, mejorando el nivel, y transitoriamente, la tasa de crecimiento del producto potencial. En el caso de Chile, esto se aprecia en la evolución de la inversión minera, la que pasó de representar 2% del PIB en 2002 hasta alcanzar un 7% en 2014. Hoy, con precios del cobre 40% más bajos que en 2013, este es el sector que ha sido más afectado por la contracción en la inversión.

Hacia adelante, como país debemos estar cuestionando constantemente el cómo crecemos sin la ayuda del precio del cobre. Un punto de partida es mirar la experiencia comparada internacional, y un buen compendio lo entrega el informe publicado en 2008 de la comisión de Crecimiento y Desarrollo de las Naciones Unidas, liderada por Michael Spence (premio Nobel de Economía 2001). Ahí se presentan algunas características que son comunes en casos de desarrollo exitosos. La primera es un alto nivel de inversión pública y privada, las que son además complementarias, con la primera aumentando el retorno de la segunda. Países emergentes que tienen buenos resultados, invierten más del 30% del PIB. Hoy en día, Chile está lejos de esos niveles, la inversión total en 2015 estuvo en torno a 22% del PIB (y viene cayendo del 23,8% de 2013).

Un segundo factor, es que para financiar altos niveles de inversión se requiere un alto nivel de ahorro doméstico. Depender de ahorro externo, expone a la economía a riesgos de reversión de flujos internacionales. En este factor, Chile tampoco destaca demasiado, ahorrando el 20% del PIB en 2015, cifra algo menor a la del 2013 (20,6% del PIB). Más aún, es probable que la reforma tributaria tenga efectos negativos en este ítem.

En el futuro, siempre es posible que aparezca un nuevo boom de precios de commodities que nos favorezca. Sin embargo, más vale esperar lo mejor y prepararse para lo peor. Políticas públicas que promuevan la inversión y el ahorro local son tarea prioritaria.

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