Cristián Saieh

Reforma laboral: la oportunidad para generar confianza

Por: Cristián Saieh | Publicado: Miércoles 5 de agosto de 2015 a las 04:00 hrs.
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En momentos en que la confianza empresarial se desploma a los niveles de la crisis sub prime de 2008, es sabido que la reforma laboral junto a la tributaria son dos de los temas que más han impactado en ella. La confianza es una apuesta hacia el futuro basada en la historia, cuando uno no tiene control sobre el actuar del otro. La confianza hoy es muy baja ya que, conociendo la experiencia de la reforma tributaria, no son esperables mayores cuotas de flexibilidad por parte del Ejecutivo. Veamos los puntos neurálgicos en debate y la forma de abordarlos a efectos de reconstruir confianzas.

El diagnóstico que ha hecho el gobierno es que existe un desbalance muy fuerte entre capital y trabajo. Así, los focos prioritarios de discusión son la regulación del derecho a huelga, la eliminación del derecho de reemplazo y la titularidad sindical. Respecto de la huelga no hay duda que para el sindicato es indispensable contar con esta herramienta para balancear el poder; el problema se presenta cuando no hay un contrapeso real, lo que sucederá si además de eliminar el derecho de reemplazo se suprime el "descuelgue" de la huelga y se rigidiza en extremo el concepto de "servicios mínimos". Estos deben considerar una real provisión de funciones que permitan a la empresa su continuidad atendiendo las circunstancias de la industria en que se desenvuelve, sin hacer ilusa la huelga. Así, debieran cobrar especial atención las industrias en que la ausencia de servicio genere problemas sanitarios, como en la agricultura, medio ambientales, como en la pesca, o financieros, como en la banca.

Además, es relevante ponderar los efectos que puede tener en una PYME ya que la paralización de sus actividades puede significar su insolvencia. No debe existir arbitrariedad al momento de definir los servicios mínimos y su establecimiento debe quedar sujeto a criterios de legitimidad incuestionables, independientes de la voluntad de las partes, como sería entregar su definición en industrias reguladas a la autoridad.

Respecto de la titularidad sindical, en el proyecto de reforma pertenece solo al sindicato ya que no son aceptados los grupos negociadores; si a esto le agregamos que la extensión de los beneficios del contrato será "autorizada" por el sindicato y la imposibilidad de descolgarse de la huelga, nos encontramos con un monopolio de facto del sindicato ya que todos los trabajadores se afiliarán si no quieren perder beneficios, no obstante que el sindicato no represente su sentir, lo que los convierte en rehenes de los dirigentes. La extensión solo debiese ser acordada por las partes y para beneficios nuevos y no aquellos que se han entregado habitualmente ya que, entre otras cosas, la empresa no podrá calcular los costos de estas medidas.

Es necesario cuidar y fortalecer la labor de los sindicatos y su representación colectiva. Pero la regulación que se dicte debe tener presente el establecimiento de pesos y contrapesos que generen condiciones para un diálogo abierto a la cooperación y no a la coerción. Para generar confianza es necesario dar pasos concretos. Es la gran oportunidad para el gobierno y los actores involucrados.

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