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Conexión a China | Washington y Beijing, mucho más que comercio

Mario Ignacio Artaza Ex Agregado Comercial en Beijing, ex Chief Representative de Banco Security en Hong Kong, académico

Por: Mario Ignacio Artaza | Publicado: Martes 10 de diciembre de 2019 a las 04:00 hrs.
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Mario Ignacio Artaza

La decisión de los 29 países que conforman la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), de reconocer por primera vez “las oportunidades y los desafíos” que plantea una República Popular China más asertiva y mayor despliegue estratégico en el ámbito de la seguridad, pone en relieve uno de los principales elementos en juego en el tablero de la nueva normalidad global.

Lo acordado en Londres entre los principales aliados militares europeos de Washington ha permitido clarificar aún más a la comunidad internacional, que los temas comerciales o financieros no son lo más importante que está dilucidándose entre China y EEUU. Se apreció con mayor nitidez hace algunas semanas en el Foro de la Nueva Economía en Beijing, cuando el ex Secretario de Estado Henry Kissinger sostuvo que “los EEUU y China se encuentran al pie de una guerra fría, cuyas consecuencias, si acaso no se le pone un atajo, pueden ser mayores a la de la Primera Guerra Mundial”.

La natural preocupación que surge tanto en gobiernos y en mercados en torno a una posible “guerra fría” entre China y EEUU se viene percibiendo desde algún tiempo en el Asia Pacífico a través, por ejemplo, de los efectos asociados a la implementación del “Pivote Asiático” impulsado en su momento por Barack Obama; el despliegue de infantes de marina estadounidenses en Australia, de bombarderos B-52 en la isla de Guam, de aviones Osprey en Japón y de buques de la US Navy en Singapur, y en el accionar del concepto y de los principios del “Indo Pacífico”.

Asimismo, la República Popular China conmemoró en octubre pasado el 70° aniversario de su fundación, mostrando con orgullo el empoderamiento alcanzado a través del despliegue de buques de investigación polar de última generación; con la fabricación en astilleros en Shanghai de un segundo portaaviones –denominado “002”- para una marina de proyección en aguas azules (y de un tercero en las gradas de Jiangnan); la construcción de islotes artificiales dotados de infraestructura para atender y brindar apoyo logístico a buques y aviones militares en el Mar del Sur de China; en el ciberespacio, a través de aplicaciones, investigación e inteligencia artificial; en los fondos marinos, con un sumergible capaz de extraer muestras a más de 10 mil metros de profundidad; en el espacio, con el sistema de navegación satelital Beidou o la primera misión no tripulada a Marte y una primera estación orbital espacial; en la producción y exportación de aviones de combate como el JF-17, co-fabricado con Pakistán; construcción de buques (destructores, fragatas y de un primer portahelicópteros), drones y el desfile en la principal avenida en Beijing de misiles balísticos hipersónicos DF-17, con alcance superior a 15 mil kilómetros.

Siendo China y EEUU nuestro “uno y dos” en términos comerciales, es útil tener en nuestro radar todo lo anterior y sus potenciales impactos, con un seguimiento y los respectivos análisis de riesgo requeridos para anticipar posibles escenarios.

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