Axel Kaiser

Common sense economics

Por: Axel Kaiser | Publicado: Viernes 3 de diciembre de 2010 a las 09:47 hrs.
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En el transcurso de los dos últimos años he advertido sobre la ilusión de pensar que una crisis causada por un exceso de crédito, gasto y consumo, puede resolverse con más crédito, más gasto y más consumo. Sin embargo, muchos economistas de elite -esos que creen en la magia de las matemáticas para explicar el comportamiento humano y exhiben títulos que impresionan- sistemáticamente han dicho todo lo contrario. Ya se pierde la cuenta de las veces que han anunciado que la recuperación llegó y que el horizonte es positivo para la economía mundial. Y cada vez que se equivocan, vuelven a la carga como si nada.

El problema de estos expertos es que están destituidos de sentido común en lo que a economía se refiere. Y la economía, como explicó Albert Hahn, es sentido común. Dentro de ese sentido común se encuentra la vieja máxima que Adam Smith repitiera hasta el hartazgo en La Riqueza de las Naciones, de que sólo el ahorro y el trabajo duro, y no la propensión a gastar, son la fuente de la prosperidad. ¿Usted realmente creía estimado lector, que creando inflación y estimulando el gasto público y privado, se iba a restaurar la prosperidad? Intuyo que no. Si un amigo suyo, por haber llevado una vida más allá de sus posibilidades, de pronto quebrara, lo último que le diría usted es que contraiga un nuevo crédito con otro banco para resolver su problema. Al revés, probablemente le aconsejaría ajustarse a su realidad y reducir drásticamente su consumo de modo de ahorrar una parte para liquidar sus deudas. De no hacerlo, le advertiría seguramente usted, la completa ruina será su destino. Eso es sentido común.

Y precisamente aquí es donde muchos de los economistas de hoy se pierden. Para ellos, en sus fantasías matemáticas agregadas, lo que se aplica para un individuo no se aplica para un país, que no es más que un conjunto de individuos. Ese es el lamentable legado del keynesianismo, que pulverizando la ley de Say transformó la economía en una especie de astrología más célebre por sus excusas que por sus aciertos.

Los economistas de la escuela austríaca en cambio, a quienes le recomiendo preferir estimado lector pues casi todo lo demás es perder el tiempo, no sólo predijeron el colapso del socialismo, la Gran Depresión y la última crisis, sino que anticiparon lo que está ocurriendo hoy. A modo de ejemplo, vea usted lo que dijo Hayek en 1976, cuando ya circulaba la idea de una moneda común europea: Tengo graves dudas sobre la deseabilidad de una moneda común europea manejada por alguna forma de autoridad supra nacional... En muchos sentidos una moneda común internacional es peor que las monedas nacionales... A un país financieramente más sofisticado no le dejaría siquiera la posibilidad de escapar de las consecuencias de las decisiones de otros. La ventaja de una autoridad supra nacional debiera ser proteger a un estado miembro de las medidas dañinas de otros, no obligarlos a unirse en sus tonterías. (Denationalisation of Money). Lo de Hayek parece una profecía. Y es que él pertenece a la tradición del common sense economics de Hahn, Smith y tantos otros. El mismo sentido común que permite afirmar que lo peor de la crisis está por venir, porque los mismos males que la engendraron se están repitiendo a mayor escala. Certifica.com

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