Andrés Meirovich

London Business School y la Universidad de Chile

Por: Andrés Meirovich | Publicado: Lunes 13 de octubre de 2014 a las 05:00 hrs.
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Hace un tiempo atrás comenté en este mismo espacio cómo la visión de los primeros habitantes de Tel Aviv sobre la importancia de la educación impactó positivamente en el desarrollo del país, que hoy es considerado como la Start Up Nation. Reino Unido es otro ejemplo muy relevante de cómo una visión y una política pública asociada a ella puede generar grandes impactos en el tiempo. A inicios de los años 60, el gobierno inglés estaba inquieto por el gran auge que estaban teniendo las escuelas de negocio estadounidenses, ya que eran estas las que estaban liderando en cuanto a investigación académica, atrayendo a los mejores alumnos, y capacitando a los mejores ejecutivos del mundo. En abril de 1963, el Consejo Nacional de Desarrollo Económico (NEDC por sus siglas en Inglés) recomendó la creación de una escuela de negocios de alto nivel basándose en los ejemplos de Harvard y del Massachusetts Institute of Technology. En el mismo año, el Comité Robbins sobre Educación Superior y el reporte Franks recomendaron el establecimiento de dos escuelas de negocios de post-grado en el Reino Unido. Estarían asociadas a universidades existentes pero con un gran nivel de autonomía. Así nace la London Business School (asociada a la Universidad de Londres) y se reinaugura la Manchester Business School (asociada a la Universidad de Manchester). Su oferta incluiría educación ejecutiva, masters y PhD. La mayor parte del financiamiento sería estatal, pero también contó con una buena parte de aportes privados; lo que aquí llamamos asociación público privada. Tomemos como ejemplo solo a la London Business School (LBS). En tan solo 50 años se ha posicionado como una de las 5 mejores escuelas de negocios del mundo, tiene más de 2.000 graduados por año que provienen de 135 países, 8.000 ejecutivos asisten a los programas de educación ejecutiva de la escuela cada año y proveen al mundo de investigación world class. La escuela cuenta con una red de más de 35.000 ex alumnos en todos los continentes. Tiene un presupuesto de US$ 160 millones anuales. El ejemplo anterior no solo genera impacto académico, sino es un ejemplo de desarrollo de país.

Creación de empleo, nuevos servicios, inmigración de alto nivel intelectual, imagen país, incremento del turismo, etc. Creo que no es descabellado pensar en que podemos hacer algo así en Chile. Imaginen si el programa de Start Up Chile trajo dividendos, cuánto sería el impacto como país si tomamos a la Facultad de Negocios (FEN) de la Universidad de Chile y la transformamos en nuestra London Business School. El mercado post grados en Inglaterra le contribuye con US$ 1.600 millones anuales a la economía del país. Por supuesto que Londres no es lo mismo que Santiago, pero si no aspiramos a lo mejor nunca podremos lograr nada. Si estamos hablando de una reforma de US$ 8.000 millones, hablar de inyectar por ejemplo US$ 50 millones extras anuales para hacer una facultad a nivel mundial no es imposible.

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