Andrés Meirovich

Las lecciones llegaron desde el norte

Director Genesis Partners

Por: Andrés Meirovich | Publicado: Jueves 21 de abril de 2016 a las 04:00 hrs.
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La semana recién pasada, y gracias a un esfuerzo de la Universidad de La Frontera, Corfo y la alianza Chile Massachusetts, se realizó un evento que convocó a una decena de fondos de Inversión de capital de riesgo provenientes de Massachusetts.

Estos fondos americanos, que ya llevan 20 años operando y con una gran cantidad de salidas exitosas, nos dieron un remezón de cómo lo estamos haciendo tanto en políticas públicas como en la industria en general.

¿Desarrollar un ecosistema emprendedor o hacer de la industria de Venture Capital un negocio rentable? Estas son excluyentes dado que los recursos son escasos. ¿Dónde van los incentivos? ¿A crear una masa de personas que decidan emprender o a financiar empresas que estén en un estado de desarrollo mayor? Según la visión americana, Chile ya hizo lo primero (crear ecosistema) por lo que esta versión 2.0 debe ir dirigida al impacto real y rentabilidad. El tamaño de los fondos también es relevante ya que la inversión que requiere una compañía para verdaderamente llegar a mercado y escalar, ya sea por temas técnicos o comerciales, parte de los US$ 3 millones. Si tenemos fondos que invierten “fichas” menores, en la mayoría de los casos quedaremos “cortos”, ya que no existe una cadena de fondos que vayan tomando la posta. Nuestros fondos son de

US$ 15 a US$ 20 millones, cuando los tamaños adecuados parten desde los US$ 80 millones.

Otro punto en cuestión es la diversificación de los inversionistas, ya que en Chile la mayor parte de los fondos de VC se financian vía personas naturales. En cambio en los mercados desarrollados (Massachusetts y California) más del 90% de los inversionistas son institucionales y/o Family offices. ¿Cómo incentivamos a las AFP a que crean en nosotros?

También podemos hablar de diversificación en cuanto a capital humano. La mayoría de las empresas más exitosas del mundo no fueron creadas por ingenieros comerciales, sino que por emprendedores de distintos backgrounds (solo mencionar el caso de Google). Hay que darles herramientas de negocios a todos los profesionales. Es muy común que científicos en Chile no sepan que es una tasa de descuento, una TIR o un VAN, conceptos básicos en este mercado.

Otro punto relevante es el manejo del inglés. No existen doctorados en Chile impartidos en ese idioma ni los alumnos traen una base sólida, lo que conlleva a que la investigación no sea a nivel de frontera (ya les es difícil comunicarse con sus colegas en otras partes del mundo) así como es difícil vender proyectos a inversionistas extranjeros.

El último punto mencionado en ese encuentro es la relación de la universidad con la empresa, ya que es improbable que la industria se desarrolle sin una relación sana entre estos dos actores. Solo como ejemplo, un accionista de un laboratorio chileno me comenta que es tan difícil relacionarse con las universidades en Chile, que prefiere invertir en patentes o empresas de la India e Israel, ya que son mercados que fomentan la inversión privada.

En resumen, se han mecho muchas cosas y muy positivas, pero actualmente estamos en un momento bisagra en que o podemos despegar o podemos quedarnos felicitándonos entre nosotros por ser el mejor de Sudamérica. Yo elijo lo primero.

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