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Hay una ruta a seguir en la lucha contra el cambio climático

Necesitamos un sistema de comercio tributario o emisiones de carbono con un precio mínimo para enfrentar la crisis.

Por: Martin Wolf | Publicado: Miércoles 6 de noviembre de 2019 a las 04:00 hrs.
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Foto: Reuters
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La política climática oscila entre el cinismo de Donald Trump y el radicalismo de Greta Thunberg. El presidente de Estados Unidos acaba de retirar al segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo del acuerdo climático de París. Thunberg, en tanto, exige una reducción de más del 50% en las emisiones netas mundiales para 2030. El primero es ciertamente irresponsable. Pero la segunda parece inconcebible.

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La exasperación de los activistas climáticos radicales es comprensible. A pesar de décadas de conversaciones, las emisiones de gases de efecto invernadero y las temperaturas globales continúan subiendo. Si la tendencia no cambia pronto, las posibilidades de evitar un aumento en las temperaturas globales promedio de más de 1,5°C por encima de los niveles preindustriales serán nulas y las de evitar un aumento de 2°C serán mínimas.

Como apuntó el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su Monitor Fiscal más reciente, alcanzar el último objetivo requiere reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un tercio por debajo de la línea base para 2030. Para mantener por debajo de un alza de 1,5°C, las emisiones deben estar a la mitad de la línea base.

Mientras más nos demoremos en actuar, mayor será la acción requerida, hasta que no se pueda hacer nada porque será demasiado tarde. Ya es casi demasiado tarde para evitar lo que los expertos consideran son cambios destructivos e irreversibles en el clima. Por esa razón, se necesitan políticas dramáticas. Sin embargo, argumenta la Comisión de Transiciones Energéticas, son factibles si se implementan firmemente durante las próximas tres décadas.

Obstáculos para el cambio

Desafortunadamente, la oposición directa de personas como Trump y la indiferencia de gran parte de la población no son los únicos obstáculos para el éxito. Incluso algunos de los que favorecen la acción ocasionan problemas, porque la causa climática es para ellos parte de una campaña más amplia contra el mercado.

Por lo tanto, muchos partidarios del Green New Deal ven el clima como una justificación para la economía planificada.

Como argumenta el periodista británico Paul Mason: “Los laboristas quieren combatir el cambio climático a través de tres mecanismos: gasto estatal, préstamos estatales y la dirección estatal de las finanzas privadas”. Este enfoque permite a los opositores argumentar que la izquierda está más preocupada por destruir las economías de mercado que por salvar el planeta. El desorden creado al tratar de planificar una economía hacia una meta de emisiones cero en una década podría desaprovechar todos los intentos de mitigación.

En cualquier caso, el cambio climático no será resuelto por un solo país. Para tener éxito, la política debe ser eficaz, legítima y global. Para ser efectiva, la política debe combinar planificación, regulación, investigación e incentivos. Hay una fuerte justificación para las acciones del gobierno en investigación, planificación espacial y finanzas. Pero también existe la necesidad de incentivos destinados a cambiar el comportamiento. El dominio y el control rara vez son tan efectivos por sí solos.

Mecanismos de acción

El reporte del FMI sugiere que US$ 75 la tonelada de carbono podría ser el precio en 2030 consistente con mantener el aumento de la temperatura por debajo de los 2°C.

Hoy, si bien hay una gran cantidad de arreglos de precios, los precios en sí mismos son en su mayoría demasiado bajos y variables a lo largo del tiempo y en todos los países para ser útiles.

Sin embargo, en principio, un impuesto al carbono, o un sistema de comercio de derechos de emisión con un precio mínimo, es la forma más efectiva (porque es la más completa) de influir en las emisiones.

Los esquemas que generan ingresos fiscales también deberían ser atractivos para los políticos, porque el dinero se puede utilizar para otros propósitos valiosos. Gravar un “mal” (una forma de contaminación, en este caso) siempre ofrece la oportunidad de mejorar los impuestos o aumentar el gasto valioso.

Un punto importante del reporte del FMI es que países como China e India podrían beneficiarse especialmente de una reducción en la contaminación ambiental local, debido a los beneficios del uso reducido de carbón. También es vital que estas naciones vean tales beneficios del uso de los impuestos al carbono, ya que tendrán que asumir un rol importante la necesaria reducción de las emisiones globales (en relación con la línea base). En estos países, también, se debe realizar una gran parte de la inversión necesaria en nuevos sistemas energéticos. Así que los incentivos importan mucho.

Para que la política sea legítima, es esencial compensar a los perdedores. No es cierto que los pobres siempre sean proporcionalmente más afectados por los precios de la energía. Pero las protestas del resto de la población también importan. La compensación por los precios más altos del combustible debe ser visible. Igualmente importante, se debe ofrecer una visión convincente de un futuro mejor. De lo contrario, los cambios necesarios en la política nunca serán aceptados.

Finalmente, la política tiene que ser global, con todas las economías más grandes involucradas. Esto crea enormes problemas de equidad. Claramente, nunca vamos a llegar a una solución perfecta. Pero habrá que encontrar alguna solución en la asistencia generosa por parte de los países de altos ingresos a los emergentes y en desarrollo, especialmente con la introducción de nuevas tecnologías.

Esperar algo mejor

Esto también plantea una pregunta importante: ¿qué se debe hacer con los free-riders y, sobre todo, el mayor de todos, el deshonesto de EEUU? La respuesta en principio es clara: habrá que penalizarlos con creces. Si aceptamos, como deberíamos, la urgencia del desafío, esto sigue con bastante naturalidad.

Entonces, ¿qué se debe hacer? Las respuestas incluyen un programa de acción por tres décadas, empezando ahora; recursos pragmáticos a todas las herramientras políticas, incluidos los incentivos basados en el mercado; el uso de los ingresos obtenidos de los precios del carbono para compensar a los perdedores, y hacer que el sistema tributario y la mitigación climática sean más eficientes; un énfasis en los beneficios ambientales locales de eliminar el uso de combustibles fósiles; y, sobre todo, un compromiso con el clima como un desafío global compartido.

En una era de populismo y nacionalismo, ¿hay oportunidad para todo esto? Obviamente no, por desgracia. Si es así, sin duda habremos fallado. Pero los jóvenes seguramente tienen razón al esperar algo mejor.

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