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Ciudades inteligentes: las tecnologías integradas no deben convertirse en herramientas de vigilancia masiva

Individualmente los servicios que se están ofreciendo en EEUU, Reino Unido, China y Canadá pueden mejorar la vida cotidiana. Integrarlos creará algo más poderoso que la suma de sus partes. Pero las ciudades inteligentes podrían costarle a los ciudadanos toda privacidad.

Por: Financial Times | Publicado: Viernes 19 de julio de 2019 a las 13:15 hrs.
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Foto: TFL Londres
Foto: TFL Londres

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La era de las "ciudades inteligentes", controladas por un ecosistema de sensores, cámaras y algoritmos, se está acercando rápidamente.

En China, los medios estatales afirman que 500 de estas ciudades ya están bajo construcción. En Canadá, Alphabet tiene planes para convertir partes de Toronto en una ciudad tecnológica de entramado de madera como prototipo. Además se han tomado pasos incrementales para lograr que las ciudades sean más inteligentes. La semana pasada, Transport for London (TfL, su sigla en inglés) anunció planes para rastrear a los pasajeros del metro a través de WiFi para monitorear la congestión. En EEUU, los restaurantes de comida rápida probarán los escáneres de placas de vehículos para incrementar la velocidad de los pedidos.

Individualmente estos servicios pueden mejorar la vida cotidiana. Integrarlos creará algo más poderoso que la suma de sus partes. Los vehículos sin conductor podrían recibir datos mejorados en tiempo real, volviéndolos más seguros. Las aplicaciones podrían usar datos de una variedad de fuentes para dirigir a los viajeros a rutas menos congestionadas. Los problemas como las inundaciones y la contaminación podrían reducirse a través de la red de dispositivos personales, sistemas de vigilancia e infraestructura urbana.

Si bien la comodidad y la seguridad son los objetivos finales, las ciudades inteligentes podrían costarles a los ciudadanos cualquier sensación de privacidad. Las preguntas serias sobre cómo las autoridades de la ciudad almacenarán y compartirán vastos cuerpos de datos también deben ser respondidas. El hecho de que la vigilancia está integrada en la infraestructura de transporte clave también hará que sea cada vez más difícil evitarla sin interrumpir la vida diaria. La ciudad inteligente se arriesga a crear un panóptico —un sistema diseñado para proporcionar vigilancia centralizada— en nombre de una vida más fácil y mejor.

El desafío más obvio asociado con las ciudades inteligentes es garantizar la privacidad, dada la vigilancia masiva en la que se basan. El riesgo de que desaparezca el anonimato se incrementará con el uso de diferentes conjuntos de datos, por lo que es más probable que aparezcan características identificables. Vinculado a esto está la cuestión del almacenamiento y el intercambio de datos.

Riesgo a la privacidad

El tesoro de información personal será un objetivo tentador para los piratas informáticos. En términos de intercambio, Alphabet ha hablado de hacer públicos los conjuntos de datos cuando sea posible. Estos datos abiertos pueden ofrecer información valiosa, pero también pueden ser recopilados por los anunciantes. Esta información también puede ser utilizada por la policía, alimentando los peligros existentes de la vigilancia masiva y la elaboración de perfiles, como ya es el caso en China.

Estas preocupaciones han sido niveladas durante mucho tiempo en los medios de comunicación social y en los dispositivos domésticos habilitados para el Internet. Lo que hace más insidiosa la vigilancia de ciudades inteligentes es el costo de la autoexclusión. Los usuarios pueden evitar Facebook o hardware como Alexa. Evitar la infraestructura básica será casi imposible sin afectar seriamente la vida cotidiana. TfL ha colocado carteles de advertencia para los clientes sobre el seguimiento de WiFi, pero la única opción es entre el seguimiento y no tener señal.

Los informes sobre la dificultad de optar por no someterse a reconocimiento facial en los aeropuertos estadounidenses sugieren que evitar el escaneo automático también será difícil. A medida que estos sistemas se vinculan más estrechamente, evitar el espionaje se volverá cada vez más complicado.

Tomar medidas

Conforme se extiende la infraestructura de las ciudades inteligentes, es vital que se implementen medidas para minimizar los riesgos. Los fines para los cuales se usan los datos y el método de almacenamiento deben estar abiertos al escrutinio de los expertos en seguridad cibernética. Los informes periódicos de transparencia sobre quién tiene acceso a dicha información también contribuirían de alguna manera a reducir los riesgos.

El inevitable surgimiento de las ciudades inteligentes no es intrínsecamente negativo. Aprovechar el poder de la tecnología y los datos puede ayudar potencialmente a los entornos urbanos a adaptarse a desafíos como el cambio climático y el hacinamiento. Los políticos, los programadores y los académicos deben trabajar para garantizar que estos beneficios no estén vinculados a un omnipresente sistema de vigilancia.

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