Entre Códigos

Experta en Derecho Público: “Hay cierta liviandad al violentar las normas constitucionales (…) Eso es muy peligroso”

La profesora de la U. de Chile saca a los políticos y autoridades al pizarrón. Les recuerda que la política no es sólo lucha, también acuerdos; y que una de las primeras normas de la Constitución exige que se la respete como ley máxima.

Por: Marcela Vélez-Plickert | Publicado: Martes 16 de junio de 2020 a las 04:00 hrs.
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Que el hablar pausado de Ana María García no confunda. Su mensaje a los políticos es claro y determinante: a la Constitución (aunque a algunos no guste) hay que respetarla.

Profesora de Derecho Público y Constitucional de la Universidad de Chile, y presidenta de las Asociación Chilena de Derecho Constitucional, García ve con especial preocupación las polémicas que han rodeado recientemente al Congreso y el trámite de proyectos con vicios constitucionales.

Primero fue la extensión del posnatal, ahora la prohibición de cortar los servicios básicos. ¿Justifica la emergencia creada por la pandemia que se tensionen los procesos constitucionales?

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“En ningún caso una emergencia puede justificar pasar por alto la Constitución o violentarla. Incluso hay disposiciones constitucionales que regulan las emergencias. Las normas hay que modificarlas, no podemos violentarlas. El posnatal, como otras materias, es de iniciativa exclusiva del Presidente de la República, porque el Ejecutivo es responsable de llevar la administración del Estado y la economía de la Nación. Es lógico que las iniciativas de las materias que signifiquen gasto le correspondan.

“Pero hay iniciativas que están surgiendo por mociones de los parlamentarios, y eso es inconstitucional. Se podría decir, ‘bueno, la pandemia lo justifica’, pero no, no lo justifica. Es difícil reformar la Constitución en este minuto con todas las emergencias que tenemos, pero la verdad es que en ningún caso puede pasarse por encima de la Constitución. Lo contrario desestabiliza el Estado de Derecho, la política y la convivencia pacífica”.

Frase desafortunada

-¿Qué opina de la declaración de la presidenta del Senado, quien justificó el trámite de un proyecto de iniciativa exclusiva del Ejecutivo?

-Ella juró respetar la Constitución y las leyes. Los cargos deben cumplirse. Además, guardar la Constitución es algo que nos manda en su artículo sexto. En consecuencia, es una frase desafortunada, especialmente en ella, que ocupa un cargo muy importante. No puede dar señales de ese tipo, porque entonces viene el caos.

-Precisamente, una semana después la Cámara y el Senado, con votos del oficialismo, aprobaron un proyecto de ley que el Ejecutivo advirtió también tenía vicios de constitucionalidad. ¿No estamos viendo la incapacidad del mundo político para negociar?

-Exactamente. Por ejemplo, extender el posnatal mientras esté el Covid es razonable. Ahí es donde tiene que entrar el acuerdo entre los parlamentarios y el Ejecutivo, y el Ejecutivo iniciar el proyecto y llegar a acuerdo. Desgraciadamente, esta pandemia nos pilló en medio de una crisis social previa, profunda, que no ayuda a llegar a acuerdo, más bien lo dificulta.

-¿Qué puede pasar si seguimos con la misma dinámica? No parece haber intención en el Congreso de parar el trámite de proyectos que no deberían ser admisibles.

-La única manera de salir adelante como democracia es aferrarse a la Constitución que tenemos, hasta que podamos cambiarla cumpliendo con el proceso pactado en noviembre. Lo contrario significa un quiebre constitucional que perjudica a la comunidad y al Estado. La política es lucha y acuerdo. La fase de lucha tiene que ser seguida muy pronto por un acuerdo. Es la única forma de que la política como proceso funcione adecuadamente dentro de un Estado.

Ojo con las instituciones

-¿No ve ninguna posibilidad de que se pueda frenar el proceso constituyente?

-Debe avanzar. A menos de que se llegara a un acuerdo de hacerlo a través de una reforma en el Congreso. Pero no creo que eso sea posible, no están los ánimos.

-¿Se están tomando a la ligera los riesgos de ir contra la Constitución, las consecuencias de tensionar permanentemente las instituciones?

-Sí. Creo que hay cierta liviandad al violentar las normas constitucionales. En definitiva, la única forma de vivir democráticamente es de acuerdo a las normas que nos rigen. Debemos conformarnos a ellas, o modificarlas. Pero no se puede estar violentando o traspasando recurrentemente. Es muy peligroso. Solo conduce a crisis más severas.

-¿Cuándo justifica modificar una ley, una Constitución?

-Soy partidaria de constituciones más bien breves, que establezcan los derechos fundamentales y los poderes básicos del Estado. Las constituciones están hechas para durar largos períodos, en lo posible. Se realizan en un momento político, social, cultural determinado, y debe ser posible irlas reformando a medida que surgen nuevas necesidades. Pero hay momentos en que se producen cambios importantes que exigen, más que una reforma, un cambio constitucional. En eso estamos ahora.

-¿Ha contribuido en algo a esta crisis constitucional el debilitamiento del TC?

-Hay varias instituciones que se han debilitado: religiosas, políticas, militares, es parte de este período de crisis. El Tribunal es una de ellas en este momento. Y es perfectible en varios aspectos, pero hoy en día es indispensable.

¿Y la reforma de 2005?

De hecho, para García, la creación del TC y su atribución del recurso de inaplicabilidad es uno de los grandes aportes de la reforma constitucional de 2005, junto a la eliminación de los denominados “enclaves autoritarios”. Eso sí, cree que hay mejoras que ayudarían a fortalecer la objetividad de acción del TC, como un cambio en la forma de elección de sus miembros, algo similar a lo que se usa para la Corte Suprema.

A pesar de los temas pendientes, García cree que la reforma de 2005 ayudó a tener “una mejor democracia”.

-Pero se acusa que se quedó corta, que la Constitución es básicamente la misma que la de 1980. ¿Está de acuerdo?

-Si somos francos, esta no es la Constitución del 80, está totalmente reformada. Pero hay un aspecto que para un sector es intransable, y es su forma de aprobación, que tiene un estigma autoritario. En todos estos años ha sido imposible de superar. Dado eso, y pensando en el bien común, se acordó en noviembre este Pacto por la Paz y Nueva Constitución. Creo que ese proceso va a desembocar en un cambio constitucional. Pero es importante salvar la Constitución, cuidarla. Es lo que nos permite vivir en paz. Sólo teniendo certeza de que la Carta Fundamental se respetará, es posible vivir en una democracia que se desarrolle con el pleno respeto y garantía de los derechos de las personas.

-¿Qué pasa si en el plebiscito gana el rechazo?

-Bueno, hay que respetarlo. Si queremos seguir en democracia, respetar la voluntad de la mayoría es requisito indispensable. Y tendremos que reformar la Constitución actual.

-A través del Congreso…

-Claro, si gana el rechazo sigue rigiendo la Constitución, así que sólo cabría modificarla por el Congreso”.

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