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La fórmula de la centenaria Protectora de la Infancia para sortear las crisis país y anticipar los riesgos que vienen

Junto con lograr mantener todos los programas y servicios que ofrece a diez mil niños, la institución está desplegando toda su capacidad ante desafíos como profundizar el apoyo a las familias, los problemas de salud mental infantil y la defensa de su posición frente a los cambios normativos en curso.

Por: Jorge Isla | Publicado: Viernes 14 de agosto de 2020 a las 14:06 hrs.
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Este fin de semana, la Sociedad Protectora de la Infancia concluyó su colecta nacional Sueños de Esperanza, su principal acción masiva de recaudación de fondos y que por primera vez esta centenaria institución realizó exclusivamente a través de la modalidad online.

De esta forma, la institución que apoya a diez mil niños vulnerables desafió las limitaciones propias de la pandemia para seguir proyectando su misión en los ámbitos educacional –con nueve jardines infantiles y cinco colegios de enseñanza básica y técnico profesional - y social con 35 programas de prevención, protección y reparación, que desarrolla su plantel de 1.400 personas desplegadas en ocho regiones.

La corporación tiene todas sus energías en cumplir los objetivos de su colecta, ya que si bien ha logrado mantener su labor benefactora sin recortes en sus programas y servicios, sus gestores están plenamente conscientes de las exigencias que impondrá la crisis económica pospandemia, tanto en materia de acceso a los aportes como, sobre todo, por la escala de carencias sociales en aumento que deberá enfrentar en el país.

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Sergio Undurraga, Tesorero del Consejo Directivo de la Protectora de la Infancia.
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Cristóbal Eyzaguirre, Secretario del Consejo Directivo de la Protectora de la Infancia.

"No tengo miedo en cuanto a que la Protectora va a continuar con su trabajo, si bien con mucho más esfuerzo", señala Alicia Amunátegui, presidenta de la Protectora de la Infancia, quien analizó los desafíos actuales junto a los integrantes del Consejo Directivo Sergio Undurraga, Pelayo Covarrubias, Cristóbal Eyzaguirre y Claudio Muñoz.

En el horizonte próximo, destacan entre los retos el imperativo de profundizar el apoyo a los niños mejorando el vínculo y conocimiento con sus familias en el marco de la crisis, atender fenómenos como el aumento de las enfermedades de salud mental infantil y defender sus posiciones ante los cambios normativos en discusión. "Tenemos que seguir sobreviviendo en los periodos que vienen por delante, que se ven bastante difíciles. No tenemos tantos recursos para seguir creciendo, pero a lo largo de sus 125 años la Protectora ha podido desarrollarse en etapas muy difíciles de la historia de Chile con un trabajo increíble que le ha valido un nombre reconocido entre las instituciones de beneficencia más eficientes", indica Undurraga.

Los próximos desafíos

En la perspectiva de la "etapa super desafiante de reconstrucción económica y social del país que viene", Covarrubias añade que la tarea no sólo será mantener los actuales servicios educacionales y sociales que desarrolla la Protectora, sino que es imprescindible "hacer un esfuerzo aún mayor en vincularnos con el entorno familiar del niño como un todo y preocuparnos en dar un valor un poco más agregado del que hasta ahora hacemos producto del cambio social que estamos viviendo". Pone como ejemplo el caso de los jardines infantiles, donde además de la labor fundamental de recibir al niño ahora también es necesario saber "cómo está su familia, si está o no con trabajo y ver qué posibilidades tenemos de aportarle redes".

En una perspectiva general, Claudio Muñoz advierte sobre el impacto que tendrá la profundización de la crisis económica tras la pandemia en el aumento de las carencias de la sociedad, escenario que, a su juicio, representa una oportunidad para las instituciones de beneficencia. "Es evidente que vamos a estar en una situación más desmejorada, y ahí lo relevante es cómo nos ponemos de pie más rápido, por lo cual instituciones como ésta pueden ser perfectos aliados y un vehículo para movilizarnos como sociedad a partir de una mirada en común", argumenta.

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Alicia Amunátegui, Presidenta del Consejo Directivo de la Protectora de la Infancia.
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Pelayo Covarrubias, Vicepresidente del Consejo Directivo de la Protectora de la Infancia.

Desde el conocimiento forjado desde su arribo a la institución en 1964, Alicia Amunátegui advierte sobre las nuevas demandas que debe asumir la protección a la infancia vulnerable. "Nos está llegando mucho niño con problema de salud mental, como es el caso del síndrome de alcohólico fetal, sumado a los estragos de las drogas, que muy difícil de subsanar ya que tiene consecuencias irremediables. Esos niños están sufriendo mucho y cada día van necesitando más la acogida, trato cercano y respeto que la Protectora tiene que continuar", enfatiza. A su juicio, la clave está en entender que las acciones efectivas pasan por ayudar a las familias porque, de lo contrario "no vamos a mejorar absolutamente en nada a los niños que se encuentran en ese estado".

Junto a la primera versión digital de la campaña Sueños de Esperanza y su importancia para seguir ampliado la red de apoyo y voluntariado, la Protectora ha desarrollado distintas iniciativas como Todos Conectados que consiguió unos cien computadores para posibilitar el acceso a clases remotas. "Estamos al inicio de un cambio grande, hemos hablado en el directorio sobre cómo incorporar más la tecnología en la gestión de la solidaridad y es probable que empecemos a usar de mejor forma los datos en el conocimiento de las carencias y necesidades", señala Covarrubias.

En efecto, el mayor uso de las tecnologías de la información ha posibilitado innovaciones como el contacto entre familias y una caracterización social más profunda de ellas. "En el ámbito de los jardines infantiles, con más del 50% de las familias teníamos la posibilidad de conectarnos via whatsapp y eso nos ha permitido seguir creciendo muy rápido en este semestre en una conexión tú a tú, lo que nos va a permitir atender las necesidades sociales de una manera distinta", agrega el vicepresidente del consejo.

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Claudio Muñoz, Director de la Protectora de la Infancia y presidente de la Fundación Educacional.


La evolución de la filantropía

Fundada en 1894 por Emiliana Subercaseaux de Concha junto a un grupo de señoras inspiradas en los lineamientos de la Encíclica Social Rerum Novarum en un país que no daba abasto para atender la situación de orfandad tras la Guerra del Pacífico y los estragos de la tuberculosis, la Protectora mantiene plenamente su esencia como fundación sin fines de lucro de inspiración católica enfocada a programas sociales y educacionales. El carisma generado por esta misión a lo largo del tiempo se expresa hoy en la red que se generado en torno a esta obra que integran 3.229 voluntarios, 3.310 socios y 48 empresas colaboradoras

De ahí que junto a las subvenciones estatales a colegios y jardines infantiles y las licitaciones de programas sociales del Sename que representan un alto porcentaje de los ingresos, Alicia Amunátegui resalta la participación de "socios que contribuyen permanentemente de manera muy anónima, como también de los nuevos que han llegado, a quienes las crisis social, de salud y económica les ha tocado el corazón".

"Hemos visto la generosidad de Chile volcada en parte también en la Protectora con donaciones muy inesperadas, algunas de grandes empresarios con recursos importantes, y otras de campañas que logramos hacer producto de la pandemia. Gracias a Dios, no solo no hemos tenido que frenar nada, sino que hemos empujado nuevas cosas", indica Covarrubias, quien destaca el mayor apoyo en acciones de filantropía pese al escenario de crisis que afecta al país. "En este minuto hay una voluntad muy profunda de la sociedad chilena de apoyar, un mundo empresarial volcado en distintas áreas con un cambio que muy positivo de la filantropía, desde un concepto de ayuda personal hacia la responsabilidad empresarial, y un despertar de la creatividad de distintos grupos de personas con campañas en formas novedosas por distintos canales, como nunca antes", explica.

Los riesgos de la discusión en el Congreso

Frente al impacto de los cambios sociales y políticos en curso para entidades como la Protectora de la Infancia, Sergio Undurraga enfatiza que uno de los grandes desafíos se relaciona con "el Estado y el rol que le va a asignar a instituciones como la nuestra en el futuro, donde veo un riesgo de que seamos dejados un poco de lado impidiendo que sigamos creciendo". Eso, no obstante subraya "el curriculum espectacular de la Protectora, que va a sobrevivir a cualquier cambio social que se produzca hacia adelante".

Las principales definiciones para el sistema de beneficencia infantil se juega en el Congreso en el marco de la discusión respecto del nuevo sistema de protección de los menores, iniciativa que surgió como respuesta a la grave crisis del Sename y entre cuyos alcances figura la regulación de la participación de personas jurídicas sin fines de lucro como colaboradores en el desarrollo de acciones de protección especializada de niños y adolescentes.

"En toda esta discusión sobre cómo ayudamos a estos niños, nos ha perjudicado mucho que esté muy teñida desde el punto de vista ideológico sobre si lo hace el Estado o lo hacen privados. Que de alguna manera se quiera impedir a la gente que quiera ayudar -como es el caso de esta institución que es un muy buen ejemplo de cómo la colaboración entre los sectores público y privado puede dar frutos muy buenos–, hace que al final no avancemos y sigamos entrampados, simplemente porque cada uno está cuidando su pequeño rebaño ideológico", indica Cristóbal Eyzaguirre, quien subraya que éste es "el principal problema desde el punto de vista legislativo".

Desde la experiencia de la fundación en el tratamiento de complejos problemas sociales, Covarrubias señala que el "Estado no tiene todos los elementos para abordarlos y hemos visto que el mundo privado es un partner absolutamente estratégico, y lo que hemos visto en la Protectora nos ha permitido mostrar buenas prácticas de cómo hacer las cosas mejor".

Al respecto, Muñoz enfatiza que "la solución tiene mucho más que ver con cómo colaboramos mucho más los sectores públicos y privados con una urgencia verdadera en resolver las necesidades de los niños, a quienes no debemos traspasarles costos por estas discusiones de políticas públicas".

A partir de su larga experiencia en políticas de apoyo a la infancia, Alicia Amunátegui apunta a que en esta discusión pendiente en el Congreso sobre la reforma al Servicio Nacional de Menores (Sename) "se logre separar la labor de prevención, protección y reparación, de aquella para los niños que ya han infringido la justicia, lo cual seguiremos esperando, y también tenemos que seguir empujando que se fortalezca la autoridad de los padres, que una parte del Parlamento está pretendiendo quitar, lo que me preocupa muchísimo".

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