La compleja semana de Sichel en tres actos
Forzado por La Moneda, el candidato oficialista tuvo que reconocer los retiros de sus fondos de pensiones, en días marcados por una crisis autogenerada y por la amenaza de Kast, empoderándose en las encuestas. Y todo, a siete semanas de las elecciones.
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Rocío montes
Un autogol
“¿Retiró usted su 10%?”
La pregunta más repetida estos últimos días a diversas autoridades tuvo su origen en una desafortunada entrevista concedida por el ministro de Hacienda, Rodrigo Cerda, en que reconoció que fue uno más de los cientos de miles de chilenos que accedieron a un porcentaje de sus fondos previsionales luego de que el retiro fuera autorizado por ley.
La extrema sinceridad de Cerda (o la falta de cintura política al no prever el alcance de su respuesta, que fue el puntapié para que una serie de altas autoridades fueran emplazadas a revelar si retiraron o no) parece haber sido clave para que el proyecto de un cuarto retiro pasara, aunque sea con lo justo, la prueba en la Cámara de Diputados.
Pero apuntar al economista como principal responsable no es justo ni correcto. Al ministro se le puede sindicar como la excusa perfecta para que aquellos parlamentarios oficialistas –que se debatían entre rechazar por un tema de principios o aprobar pensando en sus reelecciones– optaran por apoyar el nuevo retiro del 10%, aunque significara un golpe en la línea de flotación al liderazgo de Sebastián Sichel, el candidato del sector.
Porque quien realmente convirtió la votación en la Cámara en un tema de liderazgo fue el propio abanderado oficialista. Fue él quien arriesgó parte de su capital político al advertir con firmeza que le retiraría el apoyo a todo aquel parlamentario del sector que aprobara el proyecto de ley. Hoy, en teoría, tiene 18 candidatos menos a los que apoyar. Son 18 votos oficialistas que confirman la idea de que los partidos pueden ser más un lastre que un apoyo para los candidatos, pero que también develan cierto amateurismo del exministro de Desarrollo Social por lanzarse a la piscina sin advertir antes si tenía o no suficiente agua para una apuesta de este calibre.
Porque hoy, realmente, ¿quién puede pretender controlar el Congreso?
Forzado por Palacio
“No voy a caer en un falso debate moral”. La respuesta que dio a comienzos de semana el candidato presidencial de Chile Podemos Más, al ser consultado si retiró o no su 10% desde su cuenta de AFP, buscó dar cuenta de lo que en su entorno consideraron una suerte de cacería de brujas por parte de los medios.
La respuesta buscaba cerrar el debate abierto tras los dichos de Cerda, Carolina Schmidt y Katherine Martorell, entre otros; pero tres días después y luego de que ayer la Presidencia emitiera un comunicado descartando que Sebastián Piñera hubiera hecho algún retiro, Sichel se vio obligado a reconocer : “Muchos, incluyéndome, hicimos retiro de estos fondos para en el caso mío mejorar nuestras pensiones futuras trasladándolas a APV…”. De paso, propuso el retiro del 100% de los fondos de pensiones “para guardarlo lejos de los burócratas y la política, y administrarlo en cuentas separadas para nuestra pensión futura”, en la línea del proyecto de diputados UDI.
Habrá que esperar unos días para ver el efecto real de esta declaración en las encuestas. En lo inmediato, Sichel y sus escuderos deberán saber confrontar las críticas apelando a que su retiro –y el de muchos– se fundamenta en el temor a que los fondos de pensiones sean expropiados, mientras cruza los dedos para evitar que el reconocimiento de sus retiros y su proyecto de sacar el 100% no termine siendo tierra fértil para que el Senado apruebe también el proyecto de ley que tiene hoy entrampado al candidato oficialista.
En los próximos días, sin embargo, tendrá el desafío de resistir a las críticas múltiples que buscarán minar su credibilidad y consistencia.
Kast en el oído
Si la aprobación en la Cámara del retiro del 10% golpeó el liderazgo de Sichel, el destino de la discusión en el Senado podría ser una complicación máxima para Yasna Provoste, que deberá convencer a varios de sus pares de apoyar, como ella, un cuarto proyecto. Sin embargo, mientras los intentos de la senadora apuntan a dejar el cuarto lugar que le dan diferentes encuestas, en el caso de Sichel la situación es más dramática: esta crisis lo pilla con José Antonio Kast respirándole al oído en los distintos sondeos.
En la encuesta UDD del fin de semana, por ejemplo, le dio a Boric un 26%, a Sichel un 16% y a Kast un 12%.
Tras su destacado desempeño en el debate presidencial, que opacó a Sichel, el líder del Partido Republicano se ha convertido en objeto de debate y análisis en distintos círculos oficialistas que ven con cierta inquietud su tendencia al alza frente al estancamiento (o derechamente caída) de la carta del Gobierno en diversas encuestas. El temor que se explica fácil: si es Kast el que pasa a segunda vuelta para enfrentar a Boric, el candidato del Frente Amplio podría arrasar.
Es evidente que Sichel y Kast se disputan un bolsón común de votos y, como sinceró hace poco el senador UDI Claudio Alvarado, quien parece estar hablándole de manera más eficaz a ese electorado es Kast (candidato que observa esta crisis desde el norte, hasta adonde viajó para intentar capitalizar la crisis migratoria). En otras palabras, hay quienes ven con inquietud que el paso a segunda vuelta de Sichel no está garantizado y los llamados públicos a enmendar el rumbo de la campaña han comenzado a proliferar.
¿Qué tanto están dispuestos a ceder Sichel y su comando? La relación con los políticos tradicionales y sobre todo con los partidos es un arma con más de un filo y, en este contexto, es clave encontrar el equilibrio preciso: ni tan cerca, ni tan lejos. Es una señal el reciente nombramiento de dos nuevos voceros militantes de Chile Vamos (Isabel Plá de la UDI y Francisco Undurraga de Evópoli, que ayer llamó a Sichel a aclarar lo de sus retiros, probablemente como parte de un diseño). En la misma línea está el nombramiento del nuevo jefe de campaña, Cristóbal Acevedo, un exDC, igual que el candidato.