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Martin: “Chile no se ha definido como un país minero”

Si se asume la riqueza, dice el ingeniero civil, se abre el camino de explotar la actividad en forma sustentable.

Por: Magdalena Winter | Publicado: Lunes 10 de junio de 2019 a las 04:00 hrs.
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Julio Castro
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El ingeniero civil Francisco Martin (48 años) acaba de cumplir su primer año al mando de la Asociación de Empresas Consultoras de Ingeniería, que agrupa a 60 firmas del sector. Y aunque su sector es pequeño en relación al PIB, asegura que su dinamismo permite anticipar cómo se va a comportar la construcción, que representa un 6% del PIB, puesto que los proyectos que ellos diseñan "se construyen".

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Tiene una mirada crítica del país: "En la medida en que no asumamos que Chile es un país minero, que tenemos las reservas de cobre más grandes del mundo, se produce una reticencia natural hacia proyectos que tienen pasivos ambientales, sin duda. Pero cuando uno dice "tengo toda esta riqueza", el segundo paso es preguntarse "qué voy a hacer con ella". Y hay dos alternativas: seguir caminando arriba de ella o explotarla sustentablemente".

- El índice de actividad económica de la industria de ingeniería que realizan ustedes creció 14% en 2018 comparado con el año anterior. Sin embargo el último indicador no fue auspicioso. ¿Este índice anticipa los ciclos económicos?

- Nuestra actividad representa un porcentaje muy bajo del PIB, pero no así el sector de la construcción, que representa un 6% del PIB. Nosotros diseñamos proyectos para que se construyan. Entonces cuando uno ve mayores niveles de actividad a nivel de diseño, sobre todo en ingeniería de detalle, hay un nivel de certeza bastante grande de que el sector de la construcción se va a empezar a mover dentro de los 18 a 24 meses siguientes. Entonces se puede decir que el indicador sí anticipa cómo se le viene la mano a un sector que es muy importante.

- ¿Anticipa un mayor crecimiento del sector construcción?

- Absolutamente, es un indicador muy directo.

- ¿Qué área muestra más dinamismo?

- Más del 50% de nuestras horas hombre son destinadas a diseño de proyectos mineros. Para que tengas una proporción, el ministro Juan Andrés Fontaine anunció que se van a concesionar obras por US$ 3.380 millones. En contraste, sólo Quebrada Blanca II, que es una ampliación de una faena minera, es de más de US$ 4.700 millones. Sólo Quellaveco en Perú, son US$ 5.000 millones. Como se ve, el sector minería tiene un peso específico gigantesco dentro de nuestra actividad.

- En esa línea, ¿ustedes ven que el gobierno está impulsando las medidas necesarias para posicionar a Chile como un país minero?

- Esta es una pregunta clave. En mi opinión, Chile no se ha definido como un país minero.

- ¿En qué sentido? ¿No ha tomado la decisión de serlo?

- Si salimos a la calle y uno le pide a la gente que agregue un adjetivo a la frase "Chile es un país...", te van a decir largo, precioso, del fin del mundo, etc. Quizás alguno diga "minero". Esto es clave, porque en la medida en que no asumamos esta realidad, que tenemos las reservas de cobre más grandes del mundo, se produce una reticencia natural hacia proyectos que tienen pasivos ambientales, sin duda. Pero cuando uno dice "tengo toda esta riqueza", el segundo paso es preguntarse "qué voy a hacer con ella". Y hay dos alternativas: seguir caminando arriba de ella o explotarla sustentablemente. Y ese es un paso que Chile no ha dado, porque es difícil darlo, no genera votos. Pero Chile se merece líderes que realmente impulsen políticas públicas que lleven al país al desarrollo.

- ¿Cómo podríamos dar ese paso?

- Volvemos a caer en la educación. Es fundamental que los niños, desde pequeños, sepan de qué estamos hablando. Por ejemplo qué se hace con los impuestos que paga la minería. Cómo sería Chile, cuánto más pobre sería nuestra gente sin la minería. Es fundamental que como país hagamos ese ejercicio. Aquí no se trata de vender la idea de que hay que hacer un hoyo en todas partes, pero por lo menos tener conciencia de lo que tenemos a nuestros pies. Esto es muy personal, pero mientras en Chile haya pobres, no podemos estar tranquilos. ¿Por qué es importante hacer una mina más? Para tener impuestos para tener más y mejores hospitales, mejor educación, etc. En Chile todavía hay 12 mil personas viviendo en la calle y 5 millones de personas sobre 18 años que no tienen cuarto medio, para ellos es muy difícil encontrar trabajo. Hay una pobreza dura que está muy escondida.

- ¿Hay un déficit en infraestructura en el país?

- Claro que hay un déficit en infraestructura. Hay un déficit grande en el tema ferroviario, ese es un tema. Y en el tema portuario sin duda que también hay un déficit, por eso que muchas veces por cada yacimiento hay un puerto y eso es ineficiente. Pero dentro de muchas cosas que se ven medias grises o medias negras, igual hay ciertas luces de esperanza. Por ejemplo el caso de Nueva Unión. Nueva Unión es un proyecto que es un joint venture entre GoldCorp y Teck de dos proyectos que no flotaban separados, que era el Proyecto Relincho de Teck Chile y el Proyecto El Morro del yacimiento La Fortuna. Lo único que tenían en común es que era minería a tajo abierto y eran dos compañías canadienses, que estaban más o menos cerca, que no flotaban y que eran proyectos grandes los dos. Entonces hicieron un joint venture. Y resulta que entre las dos el proyecto flota. Entonces, se tiene una sola plata desalinizadora, un puerto. Dentro de mucha ineficiencia hay ciertas luces de esperanza, como es este caso que yo lo encuentro maravilloso.

- ¿En ese sentido nos estamos quedando atrás de países como Australia y Canadá?

- Cada realidad es distinta y lo que uno tiene que hacer es aprovechar las experiencias positivas de cada quien. El tema de las comunidades, por ejemplo, en Canadá es muy duro, pero lo tienen resuelto. Y desde ese punto de vista, la minería chilena está llena de oportunidades. Según un estudio de la Comisión Nacional de Productividad que hizo en minería -que le entregó a la presidenta Bachelet en marzo de 2017-, si los yacimientos chilenos se copiaran las mejores prácticas entre sí mismos, sería equivalente en productividad a un yacimiento de 600 mil toneladas de cobre al año, o sea, el 10% de la producción de Chile. Cero impacto ambiental, cero conflicto con las comunidades. Entonces, cuando hablamos de innovación, creo que antes de innovar tenemos que aprovechar estos gap que están ahí.

- ¿Eso lo consideran innovación?

- Yo creo que es innovación. Cuando soy capaz de decir 'llevamos 30 años haciéndolo así, pero hemos descubierto que otra empresa del sector, con la cual no competimos, podemos compartir ciertos niveles de información', ciertamente hay una cuota de información.

- ¿Cuánto exporta Chile en materia de servicios, cuánto representan las empresas de ingeniería?

- Muy poco. Salió publicado en varios medios que la exportación de ingeniería en 2018 subió 120% respecto de 2017. Pero de los US$ 96 millones que se exportaron en 2018, sólo a Perú fueron US$ 85 millones. Veo que hay una potencialidad y estoy absolutamente convencido que la meta de un predecesor mío, Andrés Bosch, de US$ 500 millones, es algo perfectamente realizable.

- Y dentro la exportación de servicios chilena, ¿qué porcentaje son ustedes?

- Servicios son mil ciento y tantos millones, nosotros 96 millones, o sea un 8%. Pero Chile tiene dos particularidades que me hacen creer que es posible llegar a esos niveles: uno es la sismicidad, cuando se es el primero o segundo en sismicidad mundial nuestros servicios se hacen muy atractivos; y lo otro, que no sé por qué se da, pero lo he podido ver, es que nosotros hemos alcanzado niveles de especialización mucho más altos en ingeniería para la minería que otros países mineros. Incluso siendo Perú un país minero tiene menos niveles de especialización en ingeniería, entonces nosotros somos muy atractivos. Los peruanos están dispuestos a pagar más por la ingeniería chilena, porque somos empresas que sabemos hacer cosas específicas, con mucha más experiencia en cantidad de veces que hemos hecho proyectos similares. Ahí hay un factor que es súper relevante. Y creo que países como México son súper interesantes de explorar, que tienen mucha minería.

- ¿Cómo ven la polémica en que algunas empresas constructoras han optado por restarse de participar en concesiones por los retrasos en los pagos del MOP? Besalco, Salfacorp lo han dicho públicamente.

- Yo creo que cuando a uno le deben, uno tiene el derecho de cobrar la deuda de la mejor forma posible. Me parece que no hay que escandalizarse por cómo lo cobren, cada uno es libre de expresar de la mejor forma que le parezca para lograr el objetivo. Creo que lo importante es, primero, que el ministerio ha reconocido que tiene un stock de deuda y eso es fundamental. Cuando me encuentro con un ministro que reconoce que le debe plata a una serie de empresas –empresas de ingeniería también- es un paso que es fundamental para solucionar el problema. Por lo tanto, veo eso como algo muy positivo. En segundo lugar, cuando el ministro dice que es una meta de su gestión llevar a cero este stock, mejor todavía.

- Han dicho que hay que impulsar políticas más creativas para avanzar, ¿a qué se refieren exactamente con eso?

- Está muy relacionado con lo primero que decía, respecto a la definición de si Chile es un país minero. Una vez que se tome la definición de que somos un país minero, de que queremos hacer uso de esos recursos para el beneficio de nuestra gente y hay muchas oportunidades que se pierden, tenemos que poner los recursos suficientes de materia gris como para disminuir al mínimo los pasivos ambientales y generar los beneficios que necesitamos para crecer, para todo el país.

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