Por dentro

Friosur: las claves para entender el trato entre Del Río y los trabajadores de la pesquera

Rubén Leal llegó en 1987 a Friosur, la firma que la familia Del Río tiene en Aysén, a procesar pescados. Hace tres años el presidente de la compañía, José Luis Del Río, le planteó que lo quería hacer socio de un 20% a él y otros 250 empleados. “¿Es verdad?”, preguntó el trabajador. La promesa se concretó este 4 de septiembre, remeciendo de inmediato al mundo empresarial.

Por: Nicolás Durante | Publicado: Sábado 12 de septiembre de 2020 a las 04:00 hrs.
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No recuerda bien qué día específicamente fue, pero sí que era 2018 y que hacía calor, ese calor seco de la capital en enero o febrero. Lo otro que recuerda Rubén Leal Pérez es que llegó junto a Mariano Villa Pérez y subieron a la oficina de José Luis del Río Goudie ubicada en Las Condes y cuando escucharon lo que les dijo, se miraron, guardaron silencio por un minuto, y después le preguntaron: ¿De verdad, don José Luis?

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Leal (nació en Río Bueno hace 56 años) tiene varios cargos. Es el presidente del sindicato de trabajadores de la pesquera Friosur desde los 90’, también preside la Cooperativa de Trabajadores de Friosur desde este año, y desde la primera semana de octubre ocupará un sillón en el directorio de la pesquera ubicada en la Región de Aysén, en la localidad de Puerto Chacabuco, luego que los trabajadores se convirtieran desde el 4 de septiembre en dueños del 20% de la empresa. 

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Llegó “a estos parajes que parecen sacados de novela del fin del mundo”, recuerda él, en 1987, dos años después que se fundó la empresa, y partió como personal de apoyo en la línea que procesa pescados, pero como vieron que era rápido para trabajar, lo pusieron a pesar los filetes. Un día le propuso una mejora a un jefe para eficientar el método: la idea no fue bien recibida, así que lo enviaron a una zona de limpieza de moldes de contenedores de pescados. “Pensaron que me castigaron, pero ahí ganaba 10 lucas más, y era hasta más cómodo porque no tenía que estar metido abajo con los pescados”, rememora al teléfono desde el sur. Eso hasta 1994, cuando se convirtió en tesorero del sindicato y comenzó una intensa carrera en ese mundo, con idas y vueltas a Santiago y Valparaíso a discutir cuánto proyecto de ley quisiera regular al sector. 

Del Río, por otra parte, es el principal accionista y presidente de la pesquera, además de participar en la propiedad de Mall Plaza, Falabella, TecnoFast y Aceros Aza y se ha convertido por estos días en el comentario obligado entre el mundo empresarial chileno, tras el aumento de capital que hicieron en Friosur y que no suscribieron para darle paso a los trabajadores. Él también recuerda nítidamente cómo partió esa travesía. 

Era el 7 de noviembre de 1985, había un temporal bravo en Puerto Chacabuco, tanto, que el grupo de invitados que viajaron desde Santiago no pudo volver en un par de días porque el aeropuerto de Balmaceda quedó cubierto por la nieve. Ahí, en el actual casino de la pesquera, y donde el viernes 4 de septiembre recién pasado fue la ceremonia del ingreso de la cooperativa a la propiedad de la firma, con vidrios quebrados por el viento violento de ese noviembre de hace 33 años, nació Friosur. “Eso fue un presagio de los tiempos muy difíciles que nos iban a tocar. Somos los únicos que perduramos de esa época hasta hoy”, recordó Del Río el día de la ceremonia. 

De ello profundiza el empresario con DF MAS: “Durante los años 1983 y 1985, después de adquirir Sodimac en licitación publica. En Empresas Derco, como  nos llamabamos entonces, creamos un equipo de estudios liderado por Juan Claro González, donde desarrollamos el proyecto de invertir en una compañía pesquera exportadora para consumo. ¿Por qué exportadora? Por que teníamos a Sodimac en la distribución nacional y a  Derco en la  importadción y distribución de autos y máquinas. Creíamos que una exportadora nos ayudaría a diversificar y equilibrar nuestras operaciones”. Y sigue: “Mi papá tenía la filosofía de que quien lideraba un proyecto después debía encargarse de ejecutarlo y yo lo secundaba totalmente. Así fue como Juan se convirtió en el primer gerente general de Pesquera Friosur y se fue a establecer con toda su familia en Puerto Chacabuco, al igual que Felipe del Río, mi hermano, quien fue el primer gerente de operaciones y Tomás Fontecilla, el arquitecto encargado de habilitar las intalaciones. Unos pocos años despúes llegó Carlos Vial quién fue el nuevo gerente general y junto a su familia por más de ocho años se quedó viviendo en la región”.

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Años de trabajo y reserva

La propiedad de la empresa ahora quedará repartida así: el grupo Del Río tendrá el 64% y tres representantes en el directorio; los socios islandeses desde 1992 de Friosur, Brim HF, se quedarán con el 16% y un director en la mesa; y los trabajadores con el 20% y un director, en este caso, Rubén Leal. “La cooperativa es plenamente dueña desde ahora del  20% de acciones comunes con todos los derechos y obligaciones, como cualquier otro accionista”, añade Del Río.

No es un regalo, es un aumento de capital y que tendrán 15 años para pagar los nuevos socios, que hoy integran 250 trabajadores: 191 del sindicato de Leal, 45 tripulantes, cuyo sindicato preside Mariano Villa. El resto corresponde a temporarios que tienen más de cinco años de vinculación con la empresa. 

De esta forma, cada vez que se reparta dividendos, el 80% irá a pagar el capital, un 5% será para la administración de la cooperativa, y el resto, para los trabajadores socios. 

Quien estuvo detrás de todo este proceso fue el estudio de abogados de Grasty Quintana Majlis. “La entrada de los trabajadores a la propiedad de Friosur es solo un acto de justicia, como hemos dicho antes y  un paso natural para consolidar la alianza entre trabajadores, ejecutivos y accionistas. Hace cerca de tres años comenzamos a trabajar con los representantes de los trabajadores en una fórmula que nos permitiera materializar esta idea. No sabíamos como hacerlo, tuvimos que estudiar y explorar alternativas. Teníamos la experiencia con ejecutivos (programas de stock options) en Friosur y en otras empresas, pero no con los trabajadores. Buscamos ejemplos de empresas en Chile que hayan hecho experiencias similares, pero no encontramos. Estudiamos modelos de cooperativa exitosos y los adaptamos a nuestra necesidad. En esto, tuvo un rol destacado, el estudio de abogados de Grasty, Quintana donde se involucraron directamente a Alejandro Quintana, Jorge Burgos y Juan Turner quien redactó los estatutos de la cooperativa dirigido por los propios trabajadores”, detalla José Luis del Rio a DF MAS. Quintana, en particular, ha trabajado en el desarrollo de Coopeuch y Colun, dos emblemas del cooperativismo en Chile. 

Juan Turner, reconoce al teléfono que le impresionó cómo se dio el proceso. “Uno no está acostumbrado al nivel de confianza que había entre los trabajadores y el dueño. Eso me llamó la atención desde el día uno”, cuenta. De ahí en más, la serie de papeleos y conversaciones con los líderes sindicales fue para sellar que la alianza fuera de largo plazo, así como proteger que siempre sean solo los trabajadores como un colectivo —a través de la cooperativa— los dueños del 20% y que no se concentre en una sola persona todo el poder político y económico de las acciones, ni que venga un inversionista y quiera comprar esa parte de la empresa, algo así como lo que pasó con el capitalismo popular de los años 80’ en Chile. Por lo mismo, ningún trabajador es dueño de una acción, sino que es la cooperativa la mandante final de ese porcentaje de la empresa para todos los efectos legales y prácticos. 

Todo el detalle fino se ideó en las oficinas del estudio de abogados en Santiago, hasta donde llegaban en el más absoluto silencio Rubén y Mariano a conversar los detalles. “No quisimos conversarlo con las bases hasta que esto fuera algo concreto”, dice el presidente de la cooperativa. Otro de los temas que a Rubén le preocupaba era que esta alianza fuera de largo plazo, estuviera él o cualquier otro dirigente como representante, pero con los Del Río al frente. “Don José Luis me presentó a su hijo, a Juan José, que es el que está tomando la posta pesquera de la familia. Yo a él también le creo, porque esta cuestión es pura confianza. Así que le dimos para adelante”, explica. 

Ya con los detalles en la mano, en febrero de este año, reunieron a todos los trabajadores en la sede sindical de Puerto Chacabuco y lanzaron el notición. La reacción fue más o menos similar a lo que ocurrió en el verano de 2018 en Las Condes. Minutos de silencio, trabajadores mirándose atónitos unos con otros, hasta que alguien preguntó: “¿Y qué significa esto, Rubén?

La primera toma en democracia

La historia de la empresa con los trabajadores ha tenido de todo. Harto de agraz, también por cierto. 

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Leal recuerda que en 1991, cuando se aprobó la primera ley de pesca que empezó a poner límite, terminando con la conocida “carrera olímpica”, Friosur realizó una serie de despidos masivos, y mientras la inflación en el país bordeaba el 14%, la empresa solo podía ofrecer un 8% de aumento de salarios. Y entonces vino una paralización, que derivó en una toma por casi dos días. Así, dice Leal, la de Friosur en la pequeña localidad de Puerto Chacabuco, debe haber sido la primera toma de una compañía que se realizaba una vez recuperada la democracia en Chile. 

De ahí en adelante las negociaciones colectivas no fueron pacíficas, y cada vez que se necesitaba presionar a la empresa, los trabajadores chocaban los cuchillos en las mesas metálicas donde se faenas los pescados o se movían lentamente por las instalaciones. “Nosotros no salimos a cortar caminos, alegamos dentro de la empresa, que es lo que corresponde”, explica el trabajador.

Y ese, de hecho, es uno de los temas no resueltos aún. Qué pasará con las negociaciones colectivas, estando los trabajadores sentados en el directorio y con una parte no menor de la propiedad de la empresa a cuestas. “Todavía no hemos resuelto eso, pero esperamos que el excedente sea tan bueno, que sirva como la mejor negociación colectiva, y eso también nos corresponde a nosotros que sea más alto el dividendo de la empresa. Eso claro, teniendo como base los derechos que ya hemos adquirido como trabajadores, y todas las mejoras que se puedan hacer desde el directorio. 

Pero en 1998 la empresa decidió invitar a los trabajadores a la jornada de planificación anual. El primer año les dieron una hora para presentar sus puntos de vista al directorio. Al segundo año ya fueron varias horas y luego vinieron jornadas maratónicas de días, donde el sindicato se sentaba a la par de los directores a ver qué era lo mejor para la empresa para el próximo año. 

Cuando ahora a Leal se le pide pensar como director y que imagine la empresa que quiere que exista por los próximos 30 años, recurre casi automáticamente a dos conceptos: sustentabilidad y la academia. “Tenemos que hacer que nuestra actividad sea sustentable y que dure por muchos años más. Y para eso tenemos que trabajar con la academia, con los expertos, para que se tomen las mejores decisiones de largo plazo en nuestros recursos marinos”. Rubén, ya es todo un director. 


José Luis del Río: "Aquí no sucederá lo del capitalismo popular del gobierno militar, donde terminaron vendiendo sus acciones los empleados y se concentró la propiedad en pocas manos"
- ¿Cómo fue el proceso completo para llegar a este acuerdo?
-Friosur es bien único. Partir en una comunidad pequeña y aislada, te lleva a trabajar unidos y con mucha participación, en una forma más humana y cercana. Aysén también es una región distinta, somos muy unidos y ante la adversidad nos defendemos entre todos. Cuando hemos visto amenazados nuestros recursos regionales pesqueros por la llegada de buques y lanchas -principalmente de la Región del Biobío- o por leyes o reglamentos que pueden perjudicar a la región y sus recursos, nuestros trabajadores son los primeros en defenderlos.

En cuanto al detalle de la operación, Del Río explica: "Los actuales accionistas, incluyendo nuestros socios islandeses de Brim HF -la mayor y mas prestigiada compañía pesquera de Islandia-y los ejecutivos que son también socios mediante plane s muy antiguos de stock option , no concurrimos al aumento de capital de forma que la Cooperativa pueda suscribir solo ella el 20% de las acciones. La Cooperativa tiene un plazo de 15 años para pagar las acciones lo que hará con los dividendos sobre las utilidades futuras que reciba por su participación. Quisimos que dos elementos centrales estuviesen presentes en la participación de los trabajadores en la propiedad: asociatividad e identidad.

¿A qué se refiere con ello? El presidente de la empresa responde: "En cuanto a la asociatividad, no queríamos accionistas dispersos, sin posibilidad de tener representación en la conducción de la empresa. El 20% de propiedad les da derecho a elegir un representante en el directorio. Y la identidad se logró por medio de que esta participación se hiciera a través de una estructura como la cooperativa. O sea cada trabajador no tiene acciones de Friosur, sino que cuotas en una cooperativa que actua en conjunto para sus decisiones. Así no sucederá nunca lo que ocurrió con el capitalismo popular del gobierno militar donde terminaron vendiendo sus acciones los empleados y se concentró la propiedad en pocas manos. La cooperativa a su vez podría disponer la venta de sus acciones en el futuro, pero los actuales accionistas tenemos la opción de comprar esas acciones, si no aprobamos al nuevo socio mediante un "right of first refusal".

Y en cuanto a los requisitos para estar en la cooperativa, Del Río aclara: "Para entrar hay que vivir en la Región de Aysén; tener 5 años de antigüedad en Friosur; y no tener un rol ejecutivo en la empresa". Y, concluye: "Si un trabajador deja de trabajar en Friosur también deja de pertenecer a la cooperativa. Esta le compraría en ese caso su participación como cooperado. Lo anterior, salvo cuando un trabajador se jubile. En ese caso puede elegir entre vender sus cuotas a la cooperativa o mantenerlas".

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