Sostenibilidad

Atando Cabos aumentará reciclaje de plásticos con nueva planta en Puerto Montt

La firma recolecta cuerdas, boyas y redes que contaminan la Patagonia chilena para crear pallets, basureros y cajas.

Por: Montserrat Toledo | Publicado: Jueves 2 de enero de 2020 a las 04:00 hrs.
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En 2016, durante un viaje a la Patagonia, el ingeniero comercial Michel Compagnon, observó que playas y fiordos estaban contaminados por cuerdas, redes de pesca y boyas. Cortó un pedazo de cuerda y se lo trajo a Santiago con la idea de darle una función, pues no concebía que fueran considerados “basura”.

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Hace 15 años que el ejecutivo trabaja en Comberplast, firma que fomenta la economía circular a través de la innovación en plástico, de ahí el interés en el tema. Una vez de regreso a sus labores, le propuso a su equipo limpiar la Patagonia de plástico, usando el material. Así nació el proyecto Atando Cabos, spin off de Comberplast, que este año se independizó como empresa.

El gerente general de Atando Cabos, Francisco Cruz, comenta que buscan que las personas vean al plástico como un recurso, “si alguien ve una cuerda en el mar es como si se encontrara un billete y lo recoja”.

El primer desafío fue cortar una cuerda que fue“diseñada para no cortarse” y el segundo trasladar los plásticos de la Patagonia a Santiago.“Lo logramos con lo que mejor sabemos hacer: economía circular”, afirma Compagnon.

Diseñaron un modelo en el que comunidades locales y salmoneras, trabajan en conjunto, donde lo clave es que se “genere empleo, que el valor agregado llegue efectivamente a la gente de la zona”, afirma Cruz.

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Francisco Cruz, gerente general de Atando Cabos (izquierda) y Michel Compagnon, gerente comercial de Comberplast y fundador de Atando Cabos.

A las comunidades y a los pescadores se les paga por kilo recolectado y depositado en alguno de los cuatro centros de acopio que tiene la firma en Puerto Montt, Puerto Aguirre, Puerto Chacabuco y Punta Arenas , al que se sumará un quinto en Puerto Natales. Estos actores aportan el 15% del total de los residuos recolectados.

Con las salmoneras -que aportan la mayoría de los plásticos- el trabajo es distinto. Retiran los residuos de los centros de operación de las diez compañías con las que trabajan.

Los cabos, redes y boyas recolectadas se someten a un proceso de triturado, lavado y peletizado, y son transformados en materia prima estándar, con la que elaboran cajas, basureros y pallets, dando una “segunda vida” al plástico, afirma Cruz.

Además, a los pallets les insertan un track de radiofrecuencia, y al volver a la planta de Atando Cabos pasan por un portal que mide la trazabilidad del producto, lo que permite hacer mejoras para aumentar su durabilidad.

Cruz señala que el material que elaboran “refleja kilos extraídos de la Patagonia, que ya no son parte de la contaminación”.

Planta en Puerto Montt

El primer año de operación, en 2018, la firma recicló unas 800 toneladas de plástico proveniente de cuerdas, pero “naturalmente” sumaron otros plásticos que encontraban en las playas, como boyas y redes de pesca. Con esto, el volumen de material recolectado aumentó, al igual que los residuos tratados. En 2019 reciclaron 1.000 toneladas, 200 más que en 2018.

Y para 2020 el desafío es mayor. La firma invirtió 1, 3 millones de euros -en maquinaria e infraestructura-, para transformar el actual centro de acopio en Puerto Montt en una planta donde se podrá triturar y lavar el plástico recolectado, además de aumentar su capacidad de recepción en cinco veces. El único proceso que no se realizará en esta planta, será el peletizado del plástico, que se seguirá haciendo en Santiago.

El proyecto estará operativo en julio de 2020 y proyectan reciclar 2 mil toneladas de plástico, el doble que en 2019 y más que el acumulado en sus dos años de funcionamiento.

A la nueva planta se suman otros proyectos. Durante el primer semestre incorporarán tecnología blockchain para registrar todas las transacciones, lo que se traduce “en un registro de evidencias de qué ha sucedido con el material”, explica Cruz.

Además, explorarán aplicar su modelo de economía circular a la minería -reciclando tuberías de plástico- o a la agroindustria -tratando sacos y bidones, entre otros-. “El residuo se puede utilizar como recurso y eso es extrapolable a todas las industrias”, afirma Cruz.

Agrega que el reto es evidenciar que los modelos de economía circular son posibles a gran escala. “Mostrar que el plástico al final de la vida útil tiene una segunda vida útil que incluso puede ser de mayor valor”.

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