Innovación y Startups

Uri Levine a emprendedores chilenos: “Después de Santiago anda a Madrid o Miami”

El empresario asegura que la clave para el éxito global de las startups es evitar transformarse en compañías regionales. “Te tienes que expandir de local a global”.

Por: Isabel Ramos Jeldres | Publicado: Lunes 21 de septiembre de 2020 a las 04:00 hrs.
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El amor y el odio son la base del emprendimiento, dice Uri Levine, israelí y cofundador de Waze. “Una emoción fuerte es el desencadenante de la pasión y, al final del día, un emprendedor comenzará el viaje si la pasión es mayor que el miedo al fracaso”, plantea en entrevista con DF, luego de participar en un webinar organizado por la Fundación Chilena del Pacífico. Ese viaje, agrega, está lleno de fracasos. Por eso, para aumentar las probabilidades de éxito la fórmula es “muy simple, fracasa rápido, así tienes más tiempo y energía para el próximo intento”.

En 2013 Google compró Waze por US$ 1.100 millones, al día siguiente Levine renunció y se dedicó a fundar o apoyar a otras startup, como Moovit, Reefundit y FairFly. ¿Qué tienen en común? “Todas tienen la misma filosofía de hacer el bien y que les vaya bien. Cuando resuelves un problema se hace el bien al crear valor para las personas que tienen ese problema. Si el problema es real, te irá bien además”, afirma.

- A propósito del problema, usted dice que hay que enamorarse del problema, no de la solución ¿qué significa eso?

- Si quieres crear valor, tienes que resolver un problema. Debes pensar en las personas a las que les resolverás el problema y sólo entonces debes desarrollar la solución. Si te enamoras de la solución, puedes crear algo que a nadie le importa, un producto único que no crea valor.

- ¿Este enfoque importa también al enfrentar a los potenciales inversionistas?

- A los inversionistas hay que contarles una historia simple. El problema es una historia más simple que la solución. Si te enamoras del problema, cuando te pregunten qué hace tu startup, empezarás diciendo ‘este es el problema que resuelve, o este es el valor que estamos creando para ti ahora’. Si te enamoras de la solución dirás ‘esto es lo que hace mi sistema’. Son dos historias diferentes.

- Usted odia los tacos y por eso creó Waze. ¿Se imaginó que la aplicación “democratizaría” el transporte, fomentando la aparición de aplicaciones como Uber?

- Pensábamos que Waze sería exitoso porque los tacos son un problema que afecta a muchas personas. Pero no anticipamos el tamaño de la revolución. Nos convertimos en un habilitador: ya que creamos incluso más valor que sólo evitar los tacos y ahorrar tiempo, empoderamos a las personas a manejar aunque no se sientan seguros.

- ¿Qué oportunidades han surgido con esta crisis?

- Trabajar desde la casa y comprar por Internet son cambios conductuales. Hay 1.000 millones de personas que hicieron compras online por primera vez en su vida en los últimos seis meses. Y muchos de ellos dijeron ‘a ver, esto funciona bien’. Veremos que muchos servicios se ofrecerán online. Habrá muchas oportunidades en la logística, que será una industria que se duplicará en la próxima década. Los servicios médicos, el diagnóstico remoto de pacientes, también ofrecerán oportunidades. Ningún sistema de salud del mundo estaba preparado para esto, así es que podemos esperar grandes inversiones en el monitoreo remoto de pacientes.

Foco global, no regional

Levine ha viajado a Chile varias veces invitado por el confundador de Meet Latam, Matías González. Acá ha conocido a muchas startups. “Falta mucho por hacer, pero en Latinoamérica Chile está progresando rápido y es un modelo para otros países”, dice.

- ¿Qué necesitan las startups chilenas para ser globales?

-Este es un viaje largo. Una trayectoria diferente para Chile tomará diez años, no pasará de un día para otro. Diría que hay cuatro elementos del ambiente. El primero es cómo atraer a inversionistas extranjeros. Con esto me refiero a los impuestos, responsabilidad limitada de los inversionistas, apoyo gubernamental. Lo segundo es disminuir el miedo al fracaso. Esto tiene que ver en parte con la regulación -una ley de quiebras que sea expedita para volver a ponerse de pie- y en parte con asegurar que no haya una sanción social si el emprendimiento fracasa. Este es un trabajo de los medios, alentar a emprendedores y convertirlos en héroes por intentar cambiar el mundo, sean exitosos o no. El tercer elemento es la educación, si quieres tener empresas globales, hay que cambiar lo que se enseña en el colegio. Lo primero es el inglés, lo segundo es la ingeniería. Nunca es demasiado de ambos. También se necesita que emprendedores experimentados hagan mentorías a pares más jóvenes. El último elemento es la estrategia de mercado. En la mayoría de los casos, cuando logran el éxito en Santiago se preguntan ‘¿a dónde voy ahora?’ y en muchos casos la respuesta es Buenos Aires o Lima. Entonces la empresa se construye como una compañía regional y no global. Y cuando piensan en salir de Latinoamérica ya han pasado cinco años o más y pasan dos cosas: el ADN de la empresa es local, no global; y probablemente hay más competidores en otros grandes mercados. Así es que si quieres ser global, después de Santiago anda a Madrid, o San Diego, o Miami, a lugares que estén fuera de la región.

- Las grandes empresas chilenas han hecho justo eso, apostar por la expansión regional y transformarse en multilatinas.

- Es que es una estrategia exitosa. Al sur de Río Grande viven 600 millones de personas, es una economía enorme. La mayoría habla español o portugués. Además, hay 60 millones de personas en Estados Unidos que hablan español como idioma natal y 45 millones más en España. Puedes ser muy exitoso sólo en la región, es un hecho. Pero para que las empresas se vuelvan globales, hay que pensar global desde el primer día. No pasas de local, a regional y luego global. Te tienes que expandir de local a global.

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