Lecciones de Vida

Lecciones de vida: Capellana Nelly León tras su decisión de vivir en la cárcel

Desde marzo la religiosa decidió instalarse a vivir en el Centro Penitenciario Femenino. Su percepción de la cárcel, dice, ha cambiado "del cielo a la tierra".

Por: Sofía García-Huidobro | Publicado: Sábado 24 de octubre de 2020 a las 19:00 hrs.
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Desde el 16 de marzo, por el Covid y para evitar los traslados y posibles contagios, me vine a vivir a la cárcel de Mujeres, y mi percepción de la prisión ha cambiado del cielo a la tierra. Duermo en mi oficina, dentro de la cárcel, y una de las cosas más impresionantes ha sido escuchar el silencio de la noche sabiendo que adentro pasan muchas cosas en la convivencia con las mujeres.

Estar alojando acá es distinto a venir todos los días, es como vivir la privación de libertad junto con ellas. Salí por primera vez, a mi comunidad en San Felipe, en mayo, y me sorprendió la calle, lo mismo que a ellas les va a sorprender una vez que salgan. Estar acá ha hecho que me sientan como una de las suyas, alguien a quien pueden abrirle su corazón sin prejuicio. Hay mayor proximidad.

Hemos tenido unos cuarenta casos de contagio, pero gracias a Dios ninguno grave, ninguna de las internas ha tenido que ser hospitalizada. Sí les ha afectado no poder ver a sus familias. Una de las carencias más profundas que he sentido ha sido la afectiva; la soledad y el dolor. Conocerlas más profundamente y compartir la vida con ellas ha sido todo un descubrimiento.

Muchas tienen carencias valóricas porque en sus familias no les enseñaron el respeto por el otro, la responsabilidad, el deseo profundo de no dañar a nadie, son cosas que no tienen internalizadas y que muchas veces comienzan a aprender aquí. Pero eso es un trabajo fino, de joyero o artesano, no es como que una persona salga transformada automáticamente después de pasar años en prisión, eso jamás va a ocurrir.

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Como Fundación Mujer Levántate cumplimos 12 años hablando de inclusión social porque empezamos a trabajar con las presas para que se incluyan en una sociedad que las ha excluido de todo: educación, salud y vivienda digna. Es fácil levantar juicios, condenar y castigar desde fuera, cuando no se conocen las razones profundas por las que una persona llega a delinquir.

Es maravilloso ver cómo las mujeres que trabajan con la fundación se van empoderando, planteándose metas, valores, sueños y esperanzas, que antes no existían. Yo he logrado un trabajo de empatía, de ponerme en los zapatos de la otra persona, una percepción sorora y una profunda compasión. Esta experiencia me ha cambiado. No tengo ningún prejuicio en estos momentos, solo anhelo que sus vidas sean mejor.

Cada vez que obtengo un premio o alguien reconoce el trabajo que he realizado, no es para mí, es solo para visibilizar la realidad que he ido conociendo. De verdad le agradezco a Dios que me sorprende todos los días. Cuando llegué a trabajar a esta cárcel nunca pensé que un Papa podría venir acá. Todavía veo lo videos de su visita y creo que el Papa Francisco donde se sintió mejor y donde vivió su pastoreo fue aquí con las mujeres.

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Estaba feliz y emocionado, conmovido. Lo sentí muy cercano, se rompieron los protocolos y fue muy especial. Podrán decir los no creyentes que se trata de un hombre común y corriente, pero representa algo muy importante para la gente de fe y yo me sentí inmensamente abrazada por el amor de Dios.

Me hace mucha ilusión que venga una nueva etapa, Chile tiene que cambiar. Éramos un país unido y fraterno y mira como estamos: destrucción, sensación de caos, nadie confía en nadie. Todos tenemos que ser constructores del cambio.

El domingo estaba viendo la televisión cuando transmitieron en vivo la caída de la torre incendiada de la Parroquia de la Asunción. Fue muy impactante esa imagen, pero también han sido impactantes otras imágenes, como la gente mutilada de la vista durante el estallido.

El templo de la Parroquia de la Asunción y el templo de la Iglesia de Carabineros quizás se puedan reconstruir, porque son templos materiales, pero el templo humano a veces no se puede reconstruir y no podemos permitirnos seguir dañándonos. Tenemos que retomar la gobernabilidad. ¿Cuántos Carabineros y manifestantes heridos llevamos? No somos enemigos. ¿Qué estamos pretendiendo? ¿Enfrentarnos los unos con los otros? Eso no es nuestro país.

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