Los países latinoamericanos aceptaron hoy,
con las únicas reservas de los miembros del ALBA, la oferta europea
de una amplia cooperación en el terreno energético y para la
búsqueda de soluciones a la recesión económica.
Todos los participantes en la XIV conferencia ministerial entre
la Unión Europea y el Grupo de Río, que hoy se celebró en Praga,
suscribieron una declaración en la que expresaron su respaldo a una
cooperación más profunda en los dos ámbitos, siguiendo en gran
medida las recetas europeas.
Los integrantes de la llamada Alternativa Bolivariana para los
Pueblos de Nuestra América (ALBA) -Bolivia, Cuba, Honduras,
Nicaragua y Venezuela- hicieron público un comunicado separado en el
que saludaron el diálogo en esas cuestiones, pero reclamaron "una
discusión más amplia y profunda".
"Las soluciones a la crisis económica global deben ser producto
de una amplia y participativa discusión; en consecuencia,
consideramos que las soluciones ofrecidas no deben provenir del seno
de grupos excluyentes", afirma su comunicado.
La discrepancia principal se centra en el papel que se atribuye
comúnmente al G-20 para la búsqueda de una solución estructural a
las crisis financiera y económica mundiales.
Aunque la declaración euro-latinoamericana de Praga menciona la
importancia de que estas cuestiones se aborden no sólo en la cumbre
del G-20, sino en "otros foros, particularmente en la Conferencia de
la ONU sobre la crisis y sus efectos sobre el desarrollo", los
miembros de ALBA no lo consideraron suficiente.
Esa Conferencia de alto nivel, que tendrá lugar en Nueva York del
1 al 3 de junio próximos, "es, por su naturaleza universal y
democrática, el espacio propicio para debatir este importante tema",
afirma el comunicado de los cinco miembros de ALBA, al que también
su sumó Ecuador.
En el décimo aniversario de la "alianza estratégica" establecida
entre la UE y el Grupo de Río, la comisaria europea para las
Relaciones exteriores, Benita Ferrero-Waldner, destacó hoy la
convergencia de ambas regiones en multitud de temas, pese a las
diferencias.
Respecto a la crisis económica y financiera, que "ha tenido
impacto en todos nosotros" según recalcó Ferrero-Waldner, los
cancilleres estuvieron de acuerdo en que se necesitan "medidas
coordinadas de estímulo fiscal y monetario" y rechazaron
unánimemente el proteccionismo.
La declaración respaldada por la UE y el Grupo de Río pide que en
este proceso de recuperación las economías emergentes y en
desarrollo, incluidas las más pobres, tengan "más voz y más
representación".