Plaguicida se sale de control y destruye cultivos de agricultores que no usan semillas transgénicas
El herbicida responsable, producido por los gigantes de los agroquímicos Monsanto, DuPont y BASF, se desplaza desde campos vecinos causando estragos a su paso.
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Larry Martin, en Illinois, dice que en sus 35 años como agricultor nunca había visto nada igual. El productor de soya de Arkansas, Joe McLemore, dice que podría perder todos sus ahorros.
Ellos son algunos de los agricultores en Estados Unidos que están sufriendo por un plaguicida que se desplaza desde campos vecinos hasta sus cultivos, causando daños a su paso.
Aunque no es un problema nuevo, este año se ha intensificado. Al menos 2,5 millones de acres (1 millón de hectáreas) han sido dañados en esta temporada de cultivo hasta mediados de julio, de acuerdo con estimaciones de Kevin Bradley, profesor de ciencias botánicas de la Universidad de Missouri.
Dicamba, el herbicida responsable, es producido por los gigantes de las semillas y agroquímicos Monsanto, DuPont y BASF. Ha sido utilizado durante décadas, pero en los últimos años cobró nueva vida después de que las empresas desarrollaran nuevas semillas de soya y algodón resistentes a dicamba, lo que permite a los agricultores fumigar más tarde en el proceso de cultivo.
Dicamba no es un problema si se utiliza con esas variedades modificadas genéticamente, pero sí lo es si la sustancia química llega a cultivos de otras variedades arrastradas por el viento desde otra granja.
Juicios y restricciones
La situación es tan seria que estados como Missouri, Arkansas y Tennessee han impuesto restricciones al uso de dicamba varias veces durante el verano.
"No me quiero quejar, pero me juego cada año mis ahorros", dice McLemore, que forma parte de un grupo de productores que demandaron a BASF, Dupont y Monsanto.
Los cultivos no resistentes se atrofian después de entrar en contacto con dicamba. Los agricultores e investigadores dicen sentirse frustrados porque no es posible medir el impacto en el rendimiento hasta la cosecha de otoño. Y no siempre es claro de dónde provino el producto químico.
Los agricultores plantaron 20 millones de acres de soya resistente a dicamba y 5 millones de acres de algodón este año, dijeron ejecutivos de Monsanto.
Empresas se defienden
La empresa atribuye el problema del traspaso sin control de la sustancia a que los agricultores están utilizando productos ilegales, no aprobados, que son más volátiles —y, por tanto, más propensos a desplazarse sin control— que las versiones más recientes de dicamba.
También es posible que estén limpiando o utilizando su equipo de fumigación incorrectamente, o aplicando dicamba cuando hay viento, dijo Robb Fraley, vicepresidente ejecutivo y jefe de tecnología.
Monsanto, que está siendo adquirida por la alemana Bayer, dice que los empleados están hablando con los agricultores en terreno acerca del problema.
Robb Fraley, vicepresidente ejecutivo y jefe de tecnología de Monsanto afirma que los agricultores desean mejores herramientas para controlar las malezas, y que la empresa tendrá en cuenta a futuro lo que ha ocurrido esta temporada. "Hay siempre algunos retos al lanzar nuevas tecnologías", dijo.
"Este año miles de productores han utilizado estos productos correctamente y han superado con éxito sus retos en cuanto a las malezas resistentes y la productividad", dijo Svec en DuPont, que tiene un acuerdo de suministro con Monsanto para el herbicida.