En una nueva alusión a su candidatura presidencial, Ricardo Lagos afirmó días atrás que no es un asunto que le quite el sueño. Pero claramente tampoco descartó la posibilidad, al agregar en su más puro estilo categórico, que “cuando llegue el momento voy a decir lo que pienso. Punto.”
Es que como indican quienes han estado con él, Lagos está entusiasmado, al punto que estas últimas declaraciones marcan un contraste con aquellas que realizó hace casi dos meses al diario español “El País”, cuando señaló que pensaba que para un hombre de su edad “el futuro está un poquito pasado”.
Como la interpretación entonces fue que había desestimado una posible incursión presidencial, él mismo se ha encargado posteriormente de dejar que el tema quede al menos en la incertidumbre, porque lo cierto es que es una posibilidad que tiene completamente abierta. E, incluso, por lo que cuentan sus cercanos, el problema de la edad, simplemente dejó de preocuparle porque se siente con la energía suficiente como para enfrentar el desafío, lo que confirma que en sus última entrevista a “El Mercurio” de Valparaíso, abordara dicha situación aludiendo a algunos próceres históricos como Kohl, Adenauer o Clemenceau, que se mantuvieron vigentes pese a su avanzada edad.
Pero aun con el ánimo que transmite, su actitud es también de prudencia, básicamente porque consideraría que el panorama aun no está lo suficientemente decantado como para tener la seguridad de que se lanzará a una aventura presidencial, decisión en que todos coinciden que no tomará en ningún caso antes de las elecciones municipales del próximo año.
La interpretación de la CEP
La mirada actual de Lagos, según su entorno, es que por ahora, aun cuando su figura se ha instalado entre los presidenciables con más opciones, el escenario no está claro como para que su candidatura aparezca como algo completamente natural.
Por de pronto, contrariamente a lo que algunos interpretaron, los resultados de la última encuesta CEP, que lo sitúan entre los personajes mejor evaluados, no entusiasmaron particularmente al laguismo, básicamente porque creían que en el cuadro del país, donde se supone que existe una demanda de poner orden con liderazgos fuertes, la lógica era que apareciera distante por encima del resto, lo que no ocurrió. De hecho, el quedar incluso por debajo del diputado Giorgio Jackson, y prácticamente en empate, un punto más abajo de la senadora y presidenta del PS, Isabel Allende, quién asoma como la otra presidenciable del oficialismo, lo mismo que con su supuesto contendor de la derecha, Sebastián Piñera, para sus cercanos fue una demostración de que el panorama dista de estar decantado.
En ese cuadro, lo que se consideró más significativo fue la caída de Marco Enríquez-Ominami, porque podría permitir -como está ocurriendo- que al interior de la Nueva Mayoría ello anule la idea de algunos para considerar al líder el PRO como una posible carta del oficialismo, lo que podría descomprimir una de las situaciones que más complican al laguismo.
Pero aunque efectivamente se despejara el factor ME-O, existe coincidencia en que el desafío que enfrenta Lagos para instalarse como el abanderado indiscutido de la coalición gobernante es complejo, porque dista de estar en una posición similar a la de Michelle Bachelet para la presidencial anterior.
El apoyo de los partidos
Como es sabido, la relación con los partidos no es uno de sus principales fuertes. Pero al entender que en circunstancias en que está explorando una incursión presidencial no puede prescindir de ellos, el propio Lagos ha estado manejando el contacto directo con algunos de sus principales dirigentes.
Es que como indican algunos personeros, en esta oportunidad no querría repetir la estrategia de 2008 en que aceptó la candidatura aunque con la condición de que le dieran carta blanca para tener la última palabra en las listas parlamentarias y en el programa, porque al final ese esquema pese a tener acuerdo, fue abortado por el comité central del PS.
Por eso, aun cuando algunos impulsarían una fórmula similar, en cuanto a entregarle todo el poder para que arme su diseño, el propio Lagos lo estaría desestimando al inclinarse por una dinámica de buscar acuerdos con los partidos, estructurando una plataforma con ideas o bases programáticas para conseguir el respaldo sólido de éstos, sin esperar que nazca de ellos ir a buscarlo sin condiciones, porque simplemente puede que no resulte.
En esa línea, uno de los principales desafíos que enfrenta para lograr una candidatura consistente, es mantener unida a la Nueva Mayoría, tarea que tiene entre sus complejidades la postura de los sectores o partidos más de izquierda a los que no les acomoda como abanderado presidencial.
No es lo que ocurre con la antigua Concertación, porque tanto en el PPD, como en el PS e incluso en la DC ha ido forjando estrechas relaciones, al punto que quienes en esos partidos se muestran renuentes a su postulación cada vez son menos.
En el caso del PPD aseguran que la única disidencia es la del senador Guido Girardi, la que se le atribuye a su interés de mantener su poder de negociación, mientras en el PS, donde la Nueva Izquierda de Camilo Escalona estaría cuadrada, hay algunos que aun prefieren apostar a una candidatura de Isabel Allende, como Ricardo Solari, aunque se indica que lo haría para tener influencia a la hora de las decisiones finales, porque tanto él como otros partidarios de la senadora, entre ellos Enrique Correa, han ido reconociendo que, en definitiva, Lagos sería una mejor carta sobre todo en caso de tener que enfrentarse a Piñera.
En la DC, en tanto, pese a que no es su partido, también ha ido encontrando paulatinamente más adhesión, porque no sólo lo sienten más cercano que Isabel Allende, sino además al no tener un presidenciable fuerte - puesto que Ignacio Walker no prende- en esta oportunidad no querrían repetir la experiencia de 2013, lo que inclina a gran parte de ese partido a tratar de jugarse por la opción de Lagos.
Distinto es el caso de los otros partidos de izquierda, como el PC, el MAS de Alejandro Navarro o la IC, que no miran con buenos ojos la candidatura del ex mandatario, aunque el único que le preocupa a su entorno es el primero. De hecho en el círculo laguista reconocen que la relación con los comunistas es un tema pendiente, frente al cual saben que deben iniciar contactos con su presidente Guillermo Teillier, para evitar cualquier riesgo de que su postulación pudiera producir un quiebre en el bloque oficialista, aunque parten de la base de que si se llegan a acuerdos programáticos de largo plazo, el PC no se restaría, menos si percibe que no existe otra alternativa para impedir el regreso de la derecha al poder.
Extender redes
Pero aun cuando con todo este esfuerzo, Lagos lograra armar una plataforma con los partidos de la Nueva Mayoría, él mismo sabe que no basta. Por de pronto entiende que están desprestigiados, lo que implica que debe tratar de mantener su imagen suprapartidaria, extendiendo sus redes hacia otros sectores de la sociedad que puedan percibir en él el liderazgo que el país necesita.
Una tarea que su círculo reconoce que no es fácil, porque a pesar de que tiene adhesión en personas independientes o en quienes buscan un líder capaz de poner orden dado lo que ha ocurrido en el actual gobierno, ello no contrarresta algunos de sus flancos más débiles, como es entre otros la falta de apoyo en el segmento sub- 35, que es uno de los temas que más le preocupa al propio ex mandatario.
En este contexto los cercanos a Lagos observaron con especial atención que en la CEP no sólo se confirmara que su base de apoyo es de la gente mayor, sino especialmente que al medir a figuras como el diputado Jackson, éste aparezca en el primer lugar de los personajes mejor evaluados, porque consideran que da cuenta de que por una parte hay una inclinación a los políticos no tradicionales, pero además, hacia quienes proyectan una imagen de renovación que interpreta a la juventud.
Eso explica que personeros reconocidamente laguistas, como el sociólogo Eugenio Tironi, analizara el fenómeno del diputado de Revolución Democrática planteando que podría ser beneficioso tanto para Lagos como para el propio Jackson un entendimiento entre ambos.
Pero para tender puentes con figuras como la del parlamentario u otras de similar perfil, aún falta porque como indican otros personeros, para eso debe primero tratar de romper la imagen de que es un neoliberal como lo consideran esos jóvenes de izquierda, pero sin aparecer como el adalid de la profundización de las reformas porque, ni lo es, ni ello genera gran adhesión ciudadana.
Estos son algunos de los dilemas que deberá ir resolviendo en este período antes de las elecciones municipales, en el que Lagos se mantendrá en un activo compás de espera.