A pocos días de que concluya un nuevo año, probablemente el pobre ritmo de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) liderará el balance económico 2015. Al final, el resultado no será tan distinto de la expansión de la actividad de sólo 1,9% observado en 2014.
Lo positivo sí, es que este estancamiento -contra todo pronóstico- no ha acarreado más desempleo. De hecho, las personas sin una ocupación como proporción de la fuerza de trabajo se han mantenido en niveles levemente por encima del 6%, dando espacio a diversos análisis sobre la “resiliencia” que ha exhibido el mercado laboral.
Un protagonista en el debate ha sido Clapes-UC, entidad que volvió a darle una mirada más detallada a las cifras tras la baja de una décima que registró la desocupación en el trimestre móvil agosto-octubre, según informó el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
Al mirar la tasa de 6,3%, el reporte de la entidad reparó primero en el “importante” rol de los empleos “con baja asociación al crecimiento económico en la generación de puestos de trabajo”. En efecto, de los 128.536 empleos creados en el último año, 37.925 son por cuenta propia y 29.417 asalariados en el sector público. Es decir, 52,4% de ellos corresponde a estas categorías.
“En ambos casos, el aumento de empleos de este tipo no puede ser considerado un signo de fortaleza macroeconómica”, señala el reporte suscrito por Juan Bravo. Recuerda que mientras en 2010-2013 -con un PIB promedio de 5,3%- se creó un promedio anual de 178.326 empleos asalariados, en 2014 se destruyeron 1.240 puestos de este tipo y hoy llega a 116.370 de asalariados en el mundo privado.
¿Sin ganas de trabajar?
Pero así como hay gente que puede y quiere trabajar, lo que tensa el mercado laboral; hay otra que puede y no quiere por distintas razones, restando presión. Estos son los “inactivos”, que volvieron a acelerar su ritmo de crecimiento anual en agosto-octubre (1,8%). Pero la razón principal provino del alza récord de 18% de quienes adujeron razones de jubilación.
Este porcentaje Clapes lo contrastó con datos de la Superintendencia de Pensiones (SP), que no reflejan una aceleración de afiliados pensionados por vejez, sino más bien, una tasa de crecimiento estable de 5,8%.
¿Qué pasa? Según la entidad, el 18% puede responder al hecho de que muchos jubilados antes quedaban clasificados como “sin deseos de trabajar” y, de ahí, que estos ahora se hayan desplomado 40%. En consecuencia, habría un trasvasije que se podría normalizar a futuro.
Con todo, advierte Clapes, lo cierto es que Chile vive un proceso demográfico en donde la población está envejeciendo en forma persistente. “Esto significa que a medida que pase el tiempo habrá una mayor presión al incremento de inactivos por motivos ligados a la vejez, mientras que en el caso de la fuerza de trabajo este factor tenderá a moderar su crecimiento”, señalan.
Más gráfico, las cifras de la SP, muestran que en diciembre de 1993 los afiliados a las AFP menores de 30 años eran el 44,4% del total, mientras que los afiliados entre 50 a 60 años sólo el 6,7% del total. A septiembre último, dichos porcentajes pasaron a 29,9% y 18,2%, respectivamente. “Este es un factor estructural y, por ende, permanente, que implica que más allá de los vaivenes de periodos específicos seguiremos observando incrementos importantes de inactivos ligados a la vejez”, concluye Clapes.
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