El pasado 1 de noviembre concluyó la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Biodiversidad (COP16) en Cali, con la participación de alrededor de 23.000 delegados de 196 países y más de 30.000 asistentes generales. El objetivo central del encuentro fue definir marcos de acción para la conservación de la biodiversidad de manera sostenible. Reconocemos los logros alcanzados durante esta COP16, con acuerdos significativos en línea con la idea de “hacer las paces con la naturaleza”. Entre los resultados más destacados, se encuentra el establecimiento del Fondo de Cali y el fortalecimiento del papel de las comunidades indígenas y locales en la protección de la biodiversidad. Sin embargo, al finalizar la cumbre, persistió una sensación de inconformidad, ya que, aunque se lograron avances en temas clave, no se alcanzó consenso sobre la movilización de recursos para la conservación, especialmente en los países en desarrollo.
Entre los logros, uno de los acuerdos más importantes fue la creación de un mecanismo para redistribuir las ganancias generadas por empresas que utilizan información genética digital. El Fondo de Cali recibirá contribuciones voluntarias de compañías, como farmacéuticas y laboratorios, que utilicen secuencias digitales de recursos genéticos para la elaboración de productos. Se propuso que al menos el 50% de lo recaudado se destine a pueblos indígenas y comunidades locales, en reconocimiento de su rol en la protección de la biodiversidad. Otro logro destacado fue la creación de un órgano subsidiario para los pueblos indígenas en el marco del artículo 8(j) del Convenio sobre Diversidad Biológica. Este órgano permitirá que las comunidades indígenas participen en las negociaciones relacionadas con la biodiversidad, con el fin de preservar y promover sus conocimientos y prácticas ancestrales. Además, se reconoció formalmente a los afrodescendientes como aliados clave en la protección de la biodiversidad.
La COP16 también se centró en el seguimiento del Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal, acordado en la COP15, que establece 23 metas para revertir la pérdida de biodiversidad para el año 2030, entre ellas, la restauración del 30% de los ecosistemas degradados. Como resultado de esta COP16, 119 países ya han presentado 2.715 metas nacionales. Chile se comprometió con 35 metas incluyendo aspectos relacionados a normas de calidad ambiental, instrumentos económicos, planes de adaptación al cambio climático en biodiversidad, plan de acción empresarial piloto en biodiversidad, sistema nacional de medición de capital natural público para informar la toma de decisiones a nivel público y privado, entre otros temas.
No obstante, uno de los puntos más controversiales de la COP16 fue la falta de consenso sobre la creación de un nuevo fondo de biodiversidad para los países en desarrollo. Este fondo es considerado crucial para cumplir la meta de incrementar, hasta 2030, el gasto destinado a la restauración de la naturaleza que actualmente bordea los US$ 200.000 millones al año, lo que representa apenas entre el 16-19% del total necesario para detener la pérdida de biodiversidad a nivel mundial. En 2019, se estimó que, para alcanzar el financiamiento necesario para la conservación en 2030, se requiere de aproximadamente US$ 711.000 millones extras.
Una estrategia robusta para movilizar recursos es esencial para aumentar la inversión en naturaleza e impulsar políticas que prevengan el flujo de capital hacia actividades que destruyan la biodiversidad. De hecho, integrar los riesgos relacionados con la naturaleza en las decisiones financieras ayuda a internalizar el costo de la degradación, lo que puede redirigir las inversiones hacia una economía más favorable para la naturaleza.
La falta de acuerdos sobre la recaudación de fondos genera incertidumbre de cara a la COP29 sobre cambio climático que se desarrolla en Bakú, Azerbaiyán. Uno de los principales temas a tratar en ese encuentro será cómo asegurar el financiamiento necesario para que los países en desarrollo enfrenten los impactos del cambio climático y logren una transición energética justa. La falta de consenso en la COP16 sobre un fondo específico para los países en desarrollo deja dudas sobre la posibilidad de alcanzar acuerdos similares en la COP29.
Tanto la conservación de la biodiversidad como la mitigación del cambio climático requieren una fuerte inversión financiera para cumplir con las metas internacionales establecidas. Sin el apoyo económico adecuado, será extremadamente difícil que los países con menos recursos puedan alcanzar estos objetivos. En el caso de la biodiversidad, será necesario esperar a la COP17 para retomar las discusiones sobre financiamiento, mientras se espera que en la COP29 se logren acuerdos sobre cooperación financiera para la mitigación del cambio climático.