Click acá para ir directamente al contenido
Jorge Sahd

El dilema chino

JORGE SAHD K. Director Centro de Estudios Internacionales UC

Por: Jorge Sahd

Publicado: Viernes 16 de mayo de 2025 a las 04:03 hrs.

Jorge Sahd

Jorge Sahd

¿Cómo debe plantearse Chile frente a China? Seguramente, la pregunta más compleja de política exterior, por tratarse de nuestro principal socio comercial que, además, está confrontado geopolíticamente con nuestro socio histórico: EEUU. Tomar partido por uno u otro no es viable, sería una torpeza diplomática y afectaría seriamente el interés nacional.

La relación con China debe enfrentarse con “realismo estratégico”, es decir, tener claro que estamos frente a una potencia mundial en ascenso y que la relación es totalmente asimétrica; pero sin que esa realidad nos lleve a la pasividad. Realismo, como principal socio comercial, con cerca del 40% de las exportaciones y con sectores altamente dependientes, como la minería, agroalimentario y forestal, entre otros. A nivel global, el ascenso chino es tal que pasó de menos del 2% del PIB global (1980-1990) a cerca del 40% en el período 2010-23, mientras que en América Latina su comercio se multiplicó 25 veces en dos décadas. O sea, una realidad imparable.

“La relación con China debe enfrentarse con ‘realismo estratégico’, teniendo claro que es una potencia mundial y que la relación es totalmente asimétrica; pero sin que esa realidad nos lleve a la pasividad”.

Pero sin pasividad. La excesiva dependencia económica chilena de China también significa riesgos para la seguridad nacional. Imaginemos que el proteccionismo arancelario no proviniera de Estados Unidos, sino de China; o que el gigante asiático decidiera aplicar represalias contra Chile por una decisión contraria a sus intereses ¿en qué pie quedaríamos?

A esta vulnerabilidad se suma la falta de un mecanismo formal de evaluación o screening de inversiones extranjeras estratégicas, como lo ha demostrado el reciente proyecto astronómico chino en Antofagasta, o en el pasado la licitación del sistema de pasaporte o del 5G, la expansión en el sistema eléctrico, o los conflictos en torno al litio. Mientras otros países, en línea con la OCDE, han desarrollado sistemas de screening, Chile sigue improvisando frente a decisiones sensibles, intentando “navegar” cada vez que el conflicto geopolítico de nuestros principales socios comerciales toca la puerta.

¿Cómo avanzar en este “realismo estratégico”? Lo primero, partir por los principios que nos distinguen: Chile debe reafirmar su neutralidad frente a la inversión extranjera y no darse el lujo de discriminar entre inversiones nacionales, chinas, estadounidenses o de cualquier otro país. Pero sí debe asumir que el Estado tiene una debilidad institucional ante la falta de un sistema que identifique aquellos sectores estratégicos para la seguridad nacional y donde los riesgos hoy son mayores.

Lo segundo es diversificar, respuesta obvia pero cuyo desafío es tomárselo en serio. Chile tiene una de las más amplias redes de acuerdos comerciales en el mundo y ha basado su crecimiento en la apertura económica. Sin embargo, si el discurso de abrirse a India, los países del Golfo o del sudeste asiático, no viene acompañado de incentivos, mayor presencia diplomática y un Estado ágil en el desarrollo de proyectos de inversión, la diversificación quedará en un mero discurso. Y, políticamente, enterrar aquellos gustitos ideológicos del primer tiempo del Gobierno como la oposición al TPP11, justamente “el” acuerdo que ofrece diversificarse en el Asia-Pacífico sin la presencia de Estados Unidos ni China. 

El “realismo estratégico” permitirá al país, sin voluntarismos ni frases para la galería, abordar el dilema chino con mayor proactividad y proteger de mejor manera nuestro interés nacional. De paso, podrá servir de referencia a otros países de la región, como lo ha sido la tradición de nuestra política exterior.

Te recomendamos