- ¿Qué destacaría del legado del Papa Francisco?
- Tengo la impresión de que estamos frente a un Papa histórico y profético. La preocupación del Papa por el planeta, por la gente, por la situación general que está viviendo la humanidad, es extraordinariamente visionaria, porque si uno lee la encíclica del Papa sobre la casa común, realmente en cierto sentido se adelanta a la inquietud general sobre cómo estamos nosotros manejando las cosas en el planeta.
“Tenía un mensaje directo del rol que le corresponde a la gente con poder económico y poder político..., sobre todo la responsabilidad que tienen en que las cosas anden mejor para el conjunto de los seres humanos”.
Su preocupación por los migrantes, la gente débil, son hitos que van a marcar el papado de Francisco históricamente con mucha fuerza más adelante, porque al comienzo las cosas pasan rápido.
- Viene el cónclave...
- Ya está la gente pensando en el cónclave, pero aquí hay un legado de extraordinaria importancia para la Iglesia. También es coincidente con su acción la recuperación de una imagen de Iglesia que estaba muy deteriorada por todos los casos que ya conocemos de abusos, de pedofilia.
Entregó señales importantes para nosotros, por ejemplo, el nombramiento de Fernando Chomali como cardenal de Santiago, y hemos visto un arzobispo de Santiago en acción, recordando de alguna manera al Cardenal Silva Henríquez, con un compromiso con la gente que en los últimos cardenales no habíamos tenido.
- ¿En sus encíclicas fue directo en los mensajes al sector privado sobre la colaboración para combatir la desigualdad?
- Por supuesto. En ese sentido digo que tiene algunos elementos proféticos, porque el propio empresariado en algunos países -ni siquiera quiero hablar de Chile en detalle-, pero en varios países ya ha asumido esta responsabilidad y este rol que le corresponde a la gente con poder económico y gran poder político.
Lo he visto aquí en Europa, la responsabilidad que tienen en que las cosas anden mejor para el conjunto de los seres humanos. De ahí que el Papa utilizó un lenguaje directo, pero respetuoso, bastante claro sobre la situación actual que tenemos, el desorden que se ha producido a partir del Gobierno estadounidense de Donald Trump, quien tiene conmocionada a la economía mundial fuera de todos los temas políticos.
Esto va a empezar a replicar de manera más fuerte y va a empezar a hacer un cierto sentido de que la responsabilidad no consiste simplemente en que usted haga un trabajo y le remuneren bien o gane dinero en la bolsa de comercio o con las acciones que tiene o con la renta, sino que tiene que mirar a su alrededor.
- Eso incluye a Chile...
- En Chile lo tenemos muy claro. Está el crimen organizado, están los migrantes que enfrentan una desigualdad, aunque en el país les ha ido mucho mejor.
Hoy, uno ve un resentimiento social, de diferencia, de una polarización que no teníamos y creo que una lectura de las encíclicas, de las homilías del Papa, como la última que hizo, va a convocarnos a trabajar por disminuir la desigualdad.
- Criticaba el capitalismo y el crecimiento sin preocuparse de los más necesitados.
- Al Papa me tocó tenerlo cerca, no es que yo fuera su amigo, pero estando de embajador ahí tuve oportunidad de escucharlo, de conocer su reflexión, su pensamiento y, la verdad, es que escapaba mucho de lo que uno pudiera llamar una crítica política al tema de la riqueza o del poder, era mucho más evangelizador.
Lo escuché en muchas ceremonias internas con el cuerpo diplomático y en actos públicos. A mí me pareció extremadamente evangélico, no político, repasando la enseñanza cristiana.
Sobre todo si usted lee la Encíclica de la casa común (Laudato Si’), si uno la vuelve a leer, se da cuenta de que hay una reflexión muy grande y en muchas homilías o en cartas del Papa, la inquietud por la desigualdad no es simplemente una crítica política es una manera de mirar el mundo para que el ser humano sobreviva en buenas condiciones.
Colocado con este desafío planetario que tenemos responsabilidad los seres humanos hoy, esas palabras que ya tienen 12 años han sido extraordinariamente confirmadas por los avances científicos y, por lo tanto, de ello se desprende un conjunto de cosas que repercuten en los seres humanos y en desigualdad, en la gente que es pobre, en los inmigrantes y esa ha sido una gran abogacía del Papa.